Pero cuando no contamos con estas herramientas específicas, podemos apelar a la pinza común.
Sin embargo, los expertos señalan que el éxito dependerá también de la forma del instrumento: lo mejor es utilizar una pinza cuyas puntas tengan un ángulo hacia adentro.
Porque si la pinza tiene puntas chatas y paralelas, puede suceder que se aplaste a la garrapata durante la maniobra de extracción.
Como resultado de esto, más patógenos -como los de la enfermedad de Lyme o meningoencefalitis de garrapata (TBE)- pueden salir de este ácaro y ser bombeados a la sangre de la persona mordida.
Para retirar la garrapata, lo mejor es situar la pinza lo más cerca posible de la superficie cutánea y agarrar el aparato bucal de la garrapata y no solo el cuerpo. Una vez atrapada, hay que sacarla lentamente y en línea recta.
Se recomienda evitar girar con la pinza durante la extracción, porque entonces se corre el riesgo de que se fracture la boca del animal y esta quede incrustada en la piel de la persona.