Para considerar
La edad, la madurez y la personalidad de los chicos también determinará en alguna medida la forma en cómo llega esa aceptación.
Esos aspectos se deben tomar en cuenta al momento de dar la noticia del fallecimiento de ese ser querido.
Es importante que la persona más cercana al pequeño sea quien le dé la noticia, pero a la vez le dé la certeza que su futuro estará bien, porque, a la tristeza y el desconsuelo se suma la angustia por los días futuros, especialmente cuando es un progenitor o alguno de sus abuelos.
Darles tiempo
Es probable que los niños hablen poco de lo que les preocupa y confunde, porque el estado de duelo lo experimentan de una forma distinta a los adultos; sin embargo, asimilar que ya no volverán a ver o a hablar con alguien importante para ellos en su vida es un duro golpe que se escapa a su lógica infantil, cita el portal www.guiainfantil.com.
Es a través del comportamiento que manifiestan que algo no anda bien. Muchos niños, durante los primeros seis u ocho meses después de la muerte de ese ser cercano, pueden presentar irritabilidad, inseguridad, falta de sueño o dormir de más, bajo rendimiento escolar, falta de concentración, entre otros síntomas, añade Rosel.
Si después de unos 10 meses o un año, estos comportamientos continúan o se acentúan, será necesario pedir apoyo a un profesional para que oriente respecto de qué acciones o cambios en la familia vale la pena hacer por el bienestar de los pequeños.
Recuerdos
Los psicólogos aseguran que revivir los buenos recuerdos con ese ser querido ayudará considerablemente a sobrellevar la pérdida. “Tampoco se trata de recordar constantemente a esa persona porque esto también será contraproducente y el duelo se extenderá demasiado”, opina Rosel.
De cualquier manera no se aconseja retirar fotos o recuerdos de las personas fallecidas, porque con estas herramientas el niño podrá desahogarse y eliminar tensiones, sugiere www.guiainfantil.com
Acudir al cementerio puede ayudar, solo si durante y después de la visita la reacción es positiva, es decir, de serenidad; sin embargo, si se observa un cambio negativo, es mejor evitarlo.
Decir la verdad
- Al momento de darle a noticia a los niños hay que crear una atmósfera de confianza, e incentivarlos a que dejen fluir sus sentimientos.
- Compartir con ellos las creencias espirituales que se tenga sobre la muerte, puede beneficiarlos.
- A los 5 o 6 años de edad, conviene explicarles la muerte con un lenguaje concreto. Si el ser querido estaba enfermo o era mayor, puede explicárseles que el cuerpo ya no “funcionaba” y que los médicos no pudieron “arreglarlo”. Si el ser muere de repente, se les explica lo que ocurrió y que a causa de ese trágico accidente su cuerpo tampoco “funcionó”.
- Es posible que los niños pregunten dónde estará ese ser querido. Por dolorosa que sea la respuesta hay que decirles que ya no lo podrán volver a ver pero, según la creencia espiritual que se tenga, se les puede explicar que habrá maneras de comunicarse con ese ser querido.