Actualmente, estamos expuestos a muchos riesgos, la delincuencia, enfermedades, accidentes vehiculares, etc. El miedo está siempre presente. Se suele decir que el miedo es nuestro enemigo, que debemos vivir sin miedo, pero esto no es posible. Debemos cambiar esa visión del miedo como un enemigo, ya que en realidad es una emoción destinada a protegernos, a mantenernos con vida.
¿Cuándo se vuelve un problema? Cuando nuestras creencias e interpretaciones crean un miedo disfuncional, que nos incapacita y nos impide desarrollarnos o alcanzar nuestros objetivos. Muchas veces nos privamos de hacer cosas, como iniciar un emprendimiento, enfrentar a una autoridad, cambiar de trabajo, comenzar una relación sentimental, hablar en público, entre otras cosas, por miedo a lo que puede ocurrir.
El miedo puede ser real o imaginario, racional o irracional. La idea no es vivir sin miedo, sino vivir a pesar de él. Por lo tanto, lo importante es aprender a enfrentarlo o gestionarlo de una forma apropiada. Entonces, cuando tenemos miedo debemos preguntarnos ¿En qué se basa este miedo?, ¿Estoy ante una amenaza real?, ¿Se basa en mis pensamientos?, ¿En hechos del pasado?, ¿Es miedo a fallar?
Al tener claridad en dichas respuestas, ya podemos hacer algo. En este sentido, al identificar un miedo disfuncional, este puede convertirse incluso en un aliado, porque nos mueve a crear estrategias, a desarrollar herramientas y aspectos de nuestra personalidad, a no estancarnos para poder enfrentarlo y alcanzar metas y poder desarrollarnos.
*Docente del Departamento de Psicología de la Facultad de Humanidades, Universidad Rafael Landívar.
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