Una relación de tan larga duración debe poder hacer frente a una diversidad de cuestiones y situaciones.
A continuación, dos expertas en muebles dan consejos para elegir tamaño, funda y diseño.
Con ellos, podrá encontrar un compañero perfecto para sentarse, relajarse, holgazanear y acurrucarse.
El tamaño adecuado
Solamente podrá saber si un sofá cabe o no en el cuarto de estar o en un lugar determinado, tomando las medidas, por ejemplo, mediante regla plegable o dispositivo de medición láser.
No obstante, es necesario planificar un poco más de espacio, o sea dejar también algo de lugar a su alrededor para poder moverse libremente.
Para ello, puede resultar de suma utilidad realizar un boceto a escala de la habitación, incluyendo todos los muebles. Christine Scharrenbroch, de la Asociación de la Industria Alemana del Mueble, también aconseja replicar -a escala real- el sofá soñado en el lugar previsto. Por ejemplo, con cajas de mudanza, sillones y sillas u otros muebles, sobre los que se arroja una manta.
Esto no solo puede dar una mejor impresión del tamaño, sino también mostrar lo voluminoso o liviano que quedaría el nuevo sofá en la habitación. Este consejo asimismo resulta útil si se quiere encargar un sofá por Internet.
En general, la impresión personal obtenida en el comercio sobre el sofá puede conducir a un equívoco. “En las casas de muebles, los sofás parecen más chicos, dado que la superficie es más grande”, comenta Ursula Geismann, de la Iniciativa Furnier + Natur.
Una recomendación de Scharrenbroch es que, para recibir asesoramiento en la tienda de muebles, lleve consigo una foto del salón de su casa donde quiere colocar el sofá.
El diseño, mejor si es atemporal
Si el sofá tiene un diseño tranquilo y clásico, aumentan las posibilidades de que les guste a todas las personas del hogar y que se adapte a diversos ambientes.
Además, uno no se cansa tan rápido de estos modelos, analiza Geismann. Los colores cálidos también tienen un efecto acogedor.
Actualmente, se encuentran de moda los sofás pequeños. “La sala de estar ya no es el corazón del hogar donde todos se reúnen a diario”, señala Geismann.
Por lo tanto, los grandes sofás que ocupan amplios espacios son menos demandados hoy en día. Pero esta tendencia lógicamente puede volver a cambiar, y por eso resultan ventajosos los muebles transformables.
Por ejemplo, los modelos de sofás modulares, de los que se puede comprar inicialmente una versión más pequeña y añadir elementos adicionales más adelante.
Por cierto, este también es un buen consejo si se tiene pensado mudarse de casa en el futuro o le gustaría cambiar la posición del sofá en la habitación.
El mejor confort, con dureza media
Si un sofá resulta cómodo, lo definirá su dureza. Y, quien tras largo tiempo quiera reemplazar su viejo mueble, deberá tener en cuenta que “actualmente el grado de dureza es más suave que antes”, según dice Geismann. Los sofás se sienten más acogedores, más blandos hoy, apunta, el cuerpo puede hundirse más en la tapicería.
De todas maneras, precisamente al inicio, cuando es nuevo, el sofá no debería ser demasiado blando. “El relleno suele ceder con el tiempo”, aclara Geismann. Y recomienda, por lo tanto, la elección de una firmeza media.
Los sofás regulables, por su parte, pueden ofrecer mayor comodidad. “La función relax es muy popular”, señala Scharrenbroch. Las secciones de los pies y el respaldo pueden ajustarse eléctricamente para que el asiento del sofá se convierta en una tumbona.
La altura óptima del asiento
La altura óptima para sentarse dependerá de la edad y del tamaño corporal. “A las personas mayores les gusta sentarse un poco más elevadas, para que pararse les resulte más fácil“, comenta Scharrenbroch.
También las personas de mayor tamaño suelen preferir una superficie más elevada para sentarse. Las más jóvenes, en tanto, suelen preferir una altura de asiento más baja, y una posición más distendida, como medio recostados.
Por eso, lo ideal sería que cada miembro de la familia tenga la posibilidad de probar el sofá antes de comprarlo. Así se puede comprobar con qué altura del asiento, pero también con qué profundidad de asiento y tipo de relleno se siente especialmente cómodo.
El material, robusto: cuero, microfibra o algodón
¿Qué se adapta mejor a uno y al hogar? Un sofá de piel, suave y liso, pero de aspecto frío, puede ser más fácil de limpiar. Un sofá de tela puede parecer más cálido, pero ser más propenso a las manchas.
Dentro de los diferentes grupos de materiales, sin embargo, hay muchas diferencias: el cuero forrado y liso es resistente. En cambio, el cuero PU o cuero sintético, más económico, no lo es, explica Geismann.
Por cierto, el cuero anilina, suave y sin tratar, se encuentra en auge. Sin embargo, es más sensible a la luz y la suciedad que el cuero pigmentado.
En el caso de las fundas de tela, el comprador debería informarse sobre la resistencia a la abrasión. El fabricante la determina, por ejemplo, mediante el método Martindale: una muestra de tela se frota en círculo contra otro tejido con una carga determinada, igual que nuestros pantalones cuando se rozan contra el sofá. “Cuanto mayor es el número de revoluciones o ciclos de abrasión, más resistente es el material a la abrasión y el desgaste”, afirma Scharrenbroch.
Para un hogar con niños y mascotas, se recomiendan al menos 20 mil ciclos de abrasión. En los hogares en los que los sofás no se ven muy afectados por juegos, arañazos o movimientos constantes, vasta una tapicería de 10 mil a 15 mil ciclos de abrasión.
Geismann recomienda buscar fundas con velcro o cremallera, que pueden ser fácilmente retiradas para lavar. Su consejo: la microfibra y la fibra sintética son fáciles de limpiar. En cambio, el algodón puro y el terciopelo tienden a mancharse y sufrir desgaste.