“No significa que el padre no deba involucrase, pero psicológicamente los chicos tienen un vínculo más fuerte con la madre, esos primeros años”, dijo ayer Mónica Rovira, experta en educación y fundadora de MOPS Guatemala, durante El Consultorio, de www.prensalibre.com.
Mezcla perfecta
“El amor es el ingrediente principal de la educación en el hogar. El segundo más importante es la disciplina, pues nos ayuda a establecer límites físicos y conductuales de la familia”, dijo Rovira.
Si se mezclan ambos ingredientes no hay cabida para los castigos físicos o palabras que vulneren la autoestima de los menores, destacó Rovira.
Los padres de familia tienen la obligación de respetar y hacer que se cumplan las reglas de la casa sin sobredimensionar las medidas correctivas.
“Pensemos que para saber cómo reaccionar tenemos tres canastas. En la primera tenemos las normas no negociables, como los actos que ponen en peligro la integridad física. En la segunda están las reglas que se pueden dialogar entre padres e hijos, y en la tercera se colocan las actitudes que no tienen relevancia, como cuando el niño pide usar un color de ropa específico”, recomendó Rovira.
Maternidad en equipo
Aunque psicológicamente los hijos desarrollan un vínculo más fuerte con la madre entre los 0 y 6 años, el padre también tiene la responsabilidad de involucrarse en su educación.
“Los dos tienen que establecer rutinas y horarios que los menores deben cumplir”, dijo Mónica Rovira, quien explicó que en la actualidad es más común que ambos progenitores trabajen, por lo que deben compartirse las tareas.
A partir de los 7 años de vida los hijos ven al papá como su nueva figura de autoridad y este debe transmitir los valores que ayudarán a fortalecer la personalidad de niños y niñas.
Los castigos físicos y los golpes jamás justificarán la formación, pues contradicen el sentido de la palabra disciplina, que hace referencia a educar. Los padres deben ser verdaderos guías.
Pasos
Mónica Rovira destacó tres puntos fundamentales para inculcar disciplina en el hogar:
1. ¿Qué quiero cómo familia? Es necesario decidir hacia dónde encauzar el futuro de los hijos. Se debe construir una ideología que guíe los valores familiares.
2. Conocer a mis hijos. La edad y la personalidad inciden en la manera de enseñar disciplina. El reto es individualizar las normas para que todos puedan cumplirlas.
3. Buscar información. Analizar los métodos de crianza y las recomendaciones educativas de los expertos, para luego elegir la que más funciona en el hogar.