El éxito a la hora de salirnos con la nuestra también tiene mucho que ver con la importancia que les otorgamos a la hora de plantearnos esos propósitos, por lo que el lenguaje es también muy importante. Porque no es lo mismo marcarnos como reto el perder esas 10 libras de más sino proponerse “voy a mejorar mi dieta a partir de ahora”.
Además, los propósitos para mejorar nuestra salud o nuestras relaciones personales no deben tratarse del mismo modo que los retos económicos, es decir, en términos de cantidades y porcentajes.
La perfección matemática es inalcanzable y los pequeños logros son siempre una puerta abierta a nuevas mejoras, nos recuerdan desde la American Psychological Association.
El único secreto para alcanzar esas metas es dejar de obsesionarse con ellas y pensar más en nosotros mismos. Es el mejor consejo si todavía necesitas un empujón para abandonar la autoflagelación que acompaña la cuesta de enero.