De hecho, en muchos oficios se depende completamente de que la voz funcione bien. Una experta en ciencia del habla, la profesora Ulla Beushausen, señala que “una de cada dos personas tiene un oficio vinculado con la comunicación” en Alemania, por ejemplo.
Entre estos trabajos se cuentan desde los empleados de un “call center” hasta una maestra o un educador, pasando por una abogada o un párroco.
“En este orden, estos y otros grupos profesionales se ven especialmente amenazados por un trastorno de la voz”, afirma Beushausen, quien trabaja en la Universidad de Ciencias Aplicadas y Artes HAWK de Hildesheim.
A todos ellos puede sucederles que el timbre de su voz se deteriore de forma permanente y que su voz pierda resistencia. Y que, por esta causa, ya no puedan ejercer plenamente su profesión. “Por eso, todos los que tienen que hablar mucho y dependen de su voz, deberían cuidarla”, advierte Beushausen.
Hablar y cantar en la niñez, un buen entrenamiento
Pero ¿cómo hacerlo? “Lo mejor es comenzar a hacerlo desde la infancia, porque todo nuestro organismo está concebido para (prestar) un rendimiento continuo”, recomienda el profesor Bernhard Richter, del Instituto de Medicina para Músicos de Friburgo.
Eso significa que debemos utilizar nuestra voz de manera regular. “Si lo hacemos desde los primeros pasos de nuestra infancia, nuestra voz estará maravillosamente aceitada y cuidada”, indica Richter.
El experto, autor de un libro sobre la voz en alemán, incluye explícitamente el ejercicio del canto: “Lo mejor que puede hacer es cantar desde un comienzo con sus hijos canciones de cuna e infantiles”.
En un estudio, él y sus colegas preguntaron a los participantes si cantaban en un coro. “El pequeño grupo que realmente lo hacía tenía una voz significativamente mejor desarrollada”, señala. De modo que cantar tiene efectos protectores, porque fortalece y cuida la voz.
Beber mucho es también importante para la voz
Para que la voz pueda funcionar bien también requiere de suficiente humedad. Muchas veces se recomiendan recursos caseros como pastillas para chupar o productos para hacer gárgaras.
Sin embargo, de esta manera solo se puede cuidar la voz hasta cierto punto, dice Richter. “Lo más importante es, sin duda, propiciar la hidratación, porque estos remedios (caseros) únicamente pueden funcionar si se ha bebido lo suficiente”, precisa.
No obstante, chupar pastillas sin azúcar puede ayudar. “La deglución al chupar relaja los músculos laríngeos externos”, indica Beushausen.
La laringe es clave aquí, porque es la conexión entre la garganta y la tráquea, y resulta fundamental para nuestra voz: en ella se encuentran los pliegues o cuerdas vocales. Con la ayuda del ligamento vocal y los músculos de la laringe, se las puede abrir o tensar, por ejemplo. Así se producen sonidos que podemos formar en palabras, moviendo la lengua y los labios.
No sobrecargar la voz, sino entrenarla específicamente
Lo importante es saber que la voz también tiene sus limitaciones. En caso de que estas se vean superadas, puede verse afectada. La capacidad de rendimiento de la voz debe adaptarse, por lo tanto, a lo que la cotidianidad le exige.
“Por eso, toda persona que utilice la voz para su profesión debe ocuparse de capacitarla”, manifiesta Richter, y agrega que esto se puede aprender, igual que a bailar.
Al hacerlo, se aprende también lo que debería evitarse al hablar: por ejemplo, carraspear en exceso, gritar con una técnica incorrecta, mascullar, presionarse al cantar y hablar demasiado alto, esforzando la voz, como cuando se trata de superar el ruido de una obra en construcción, enumera Beushausen.
“Todo esto puede exigir demasiado al aparato muscular de la laringe”, indica la experta. El sobreesfuerzo muscular es la causa de la mayoría de los problemas de voz. Si se forzó demasiado la voz o la utilizó de manera incorrecta, esta enviará las primeras señales.
“Pueden ser cambios en el sonido de la voz, como ronquera, aspereza y molestias, así como dolor, ardor y sensación de estrechez en la garganta”, dice Beushausen.
Más tarde, aparece la fatiga física tras largos periodos de habla y, por último, la fatiga vocal o incluso la pérdida de la voz. Un ejemplo típico: ir a una discoteca el sábado y la consiguiente ronquera que recién vuelve a desaparecer al principio de la semana.
¿Falla la voz? Esto puede tener diversos motivos
¿Y cuándo la voz de repente se va del todo? “Primero hay que comprender por qué la voz se fue”, apunta Richter.
“¿Estoy exaltado? ¿Tengo una infección? ¿Se encuentra sobrecargada la voz?” La causa será la que va a determinar lo que habrá que hacer. Por lo general, si estamos con un resfrío, los culpables suelen ser virus, señala. “Ahí simplemente se requiere paciencia”.
Cuando la razón es una sobrecarga de la voz, esto debe prevenirse y, por ejemplo, practicar antes el discurso que se va a pronunciar, para que luego no desaparezca la voz a causa de los nervios delante del público.
En caso de que las molestias en la voz se extiendan durante más de seis semanas, entonces Beushausen recomienda visitar a un médico.
Un otorrinolaringólogo o un foniatra pueden observar el interior de la laringe a través de un aparato y evaluar así el aspecto y el comportamiento vibratorio de las cuerdas vocales. “Asimismo, se realizan análisis acústicos de la voz, y se determina el grado de ronquera”, detalla la experta.
Además, también es importante la evaluación subjetiva, por ejemplo, sobre cuál es el nivel de sufrimiento del paciente. “El médico prescribirá entonces un tratamiento logopédico”, dice Beushausen. Este puede ser una terapia vocal.
Los terapeutas vocales como Beushausen “enseñan una técnica vocal para que los pacientes puedan regular por sí mismos la sobrecarga del aparato vocal”. La respiración, la postura y la tensión corporal, así como la articulación, desempeñan un papel importante.