Tome unos minutos y cuestiónese cómo es la relación con su cuerpo, pero no responda basándose en la opinión sobre su propia imagen física, esto va más allá. Pregúntese ¿critica su apariencia? ¿Le reprocha que le duela o que no pueda mantener el ritmo que usted necesita, porque siempre se siente cansado? ¿Cuántas veces se ha quejado porque le duele el cuello por estrés? ¿Cuántas veces se ha visto al espejo y se ha sentido inconforme con lo que ve?
Al tener estas respuestas piense en cuándo fue la última vez que se vio al espejo y agradeció a su cuerpo por mantenerlo con vida, a pesar de que no lo cuide como debería; cuándo se regaló un día tranquilo, un masaje o un paseo por la naturaleza; incluso, cuándo fue la vez que decidió escucharlo y prestar atención a los indicios que este le da cuando está cansado, enfermo o con energía.
“Tenemos rutinas muy corridas y sedentarias. Nos preocupamos por llegar a tiempo al trabajo, por cumplir con nuestras obligaciones y por pasar tiempo con nuestros seres queridos, pero no nos preocupamos por nuestro bienestar. Esto nos ha llevado a que veamos nuestro cuerpo como algo que poseemos y no es así. Nuestro cuerpo es lo que somos”, afirma Johana Contreras, coach de vida.
Para la profesional, comprender que nuestro cuerpo es lo que somos nos lleva a pensar que no es factible pedirle que cambie o que rinda más si no hacemos algo al respecto. Es decir, escucharlo y saber darle lo que necesita: más descanso, más movimiento, mejor alimentación o prestar atención a las señales cuando se encuentra mal.
Conectar con el cuerpo
Nuestro cuerpo es el vehículo que tenemos para conseguir nuestros sueños. Es el que nos ayuda a estar en el presente, ya que nuestra mente suele viajar más al pasado y al futuro, pero él nos conecta con el ahora, sobre todo por medio de la respiración, segura Carlos Elías, entrenador de yoga.
Para conectar con su cuerpo, siéntese en un lugar cómodo y en donde su espalda esté recta, sin rigidez ni tensión. Coloque una mano en su pecho y otra en el abdomen. Tome tres inhalaciones profundas. Luego, pregúntele a su cuerpo cómo está y trate de identificar alguna tensión o dolor, después lleve su atención y respiración hacia allí.
Al ubicarlo, pregúntese ¿cómo se siente su cuerpo en ese momento? ¿Hay algo que le quiera transmitir? ¿Qué necesita? Lo desafiante del ejercicio es conectar con su respiración y no caer en la idea de cómo se ve su cuerpo.
Practique el ejercicio anterior y al controlarlo es momento del siguiente: el perdón. Recuerde dos experiencias en las que considere que faltó el respeto a su cuerpo, en el que le exigió más sin cuidarlo o en el que lo criticó. Esto no es para que usted se juzgue, sino para perdonarse y seguir adelante.
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“El cuerpo es el que nos permite estar haciendo estos ejercicios, es el que lo ha traído hasta este avance, así que esas experiencias véalas con compasión y amor. Al lograr el perdón las experiencias quedan en el pasado y podrá conectar mejor con el presente”, dice Elías.
Por último, el agradecimiento. Luego de sentir su cuerpo y perdonarse es momento de comprenderlo y agradecerle. Cada paso, latido de su corazón y respiración ha sido por su evolución, por su bienestar, así que hay que dar gracias.
Para lograrlo, recuerde las acciones que su cuerpo ha hecho en las últimas 24 horas: los pasos que ha dado, cómo ha respirado, cómo ha dormido y lo que le ha permitido hacer: como su trabajo, abrazar a alguien o ir a un lugar que deseaba. Luego, recuerde más acciones de días, meses o años atrás. Traiga esos recuerdos a su mente y agradezca a su cuerpo por haberle permitido haber estado allí.
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Ahora tendrá mayor consciencia de que el cuerpo es el puente único con el presente y que gracias a él podemos ayudar a la mente a vivir plena y atentamente.
Cómo mejorar la relación
Al haber conectado con nuestro cuerpo y escucharlo es momento de analizar qué podemos hacer para mejorar nuestra relación con él. ¿Qué acciones podemos llevar a cabo para estar en armonía con él y retribuir lo que hace todos los días por nosotros? Los expertos comparten algunas sugerencias.
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Analice la percepción de su apariencia física
Modere la crítica hacia su apariencia física. En vez de prestar atención a todo aquello que quiere cambiar piense en todo lo que su cuerpo hace a diario. Elizabeth Ortiz, psicóloga clínica, también recomienda que si suele compararse con usuarios en redes sociales piense en que estas personas no son famosos por su peso, sino por otras cualidades como su forma de cantar, bailar u otros talentos.
Satisfaga las necesidades del cuerpo
Luego de aprender a escucharlo comprométase a satisfacer las demandas del cuerpo. Puede comenzar bebiendo suficiente agua, descansar más, adoptar una postura más erguida cuando está en el trabajo, optar por comida saludable y hacer respiraciones cuando sienta ansiedad y no recurrir a otras herramientas que le ayuden a tranquilizarse.
También acciones pequeñas como distinguir cuando tiene hambre y cuando ya está saciado ayudan al bienestar de su cuerpo. Mantenerse activo, no por la apariencia física, sino para hacer que su cuerpo y mente sean más fuertes.
Rodéese de personas positivas
Recuerde que la vida es muy corta para arrepentirse o dejar de hacer cosas que le gusten. Evite los pensamientos negativos, que solo le restan energía y entusiasmo a su día. Rodéese de personas que le sumen y le inviten a vivir con entusiasmo, a retarse y a cumplir lo que desea. “El cuerpo es el vehículo para conseguir los sueños” asevera Ortiz.