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Aunque somos seres gregarios – que tendemos a vivir en grupos sociales – Luna afirma que las relaciones interpersonales es algo que aprendemos en casa desde la infancia, así como aprendemos a ir a la cama temprano. Esto influye en nuestra personalidad y en la forma como nos desenvolvemos.
“Así como le enseña la rutina antes de dormir, así es con las demás situaciones de la vida. Usted les enseña a sus hijos a cómo hacer las cosas”, indica. Si entra a la escuela y su hijo no sabe cómo relacionarse con otros niños, podría afectarle negativamente.
“Todo viene de casa”, enfatiza Verónica Pérez, psicóloga infantil, quien recomienda que los padres expongan a sus hijos a experiencias directas. “Al principio puede ser con supervisión y, paulatinamente, darles su espacio para que puedan seguir relacionándose con niños”, explica.
Cuando solo hay adultos en casa
En ocasiones, nuestros hijos no tienen hermanos, primos o vecinos con quienes pueda relacionarse y está acostumbrado a intercambiar experiencias únicamente con adultos. Lo que se aconseja es que lo lleve a lugares como áreas infantiles de restaurantes para que pueda entablar relaciones interpersonales con sus pares.
“Al llevarlo a una zona de juegos, el niño se divierte y empieza a hablar con otro niño. Es ahí cuando dice ‘ya hice un amigo’, aunque se trate de alguien que nunca más volverá a ver”, ejemplifica Luna.
Para Pérez, otra manera de orientar a sus hijos para saber relacionarse es a partir de la imitación o el ejemplo de relación. Con ello puede explicarles situaciones que se les puedan presentar y cómo afrontarlas.
El niño también tendrá buenas bases para relacionarse con otras personas si ha tenido una socialización sana en casa. “Los padres están encargados de darles la seguridad que necesitan para poder abrirse al mundo externo y empezar a relacionarse con otras personas”, añade Luna.
Evite la sobreprotección
En ocasiones sucede que, cuando se trata de ir a la escuela, participar en fiestas infantiles u otros eventos sociales, hay niños que no saben relacionarse, se retraen, no saben manejar sus emociones ni cómo enfrentar ciertas situaciones.
Esto podría ser por diversas causas como la timidez o la sobreprotección de los padres, que se da con mayor frecuencia en hijos y nietos únicos. Según Luna, cuando los niños son sobreprotegidos, la relación con los padres se vuelve tan estrecha que se les hace difícil desenvolverse en el mundo exterior.
Respecto de los niños que son muy tímidos, “los padres deben enseñarles a pedir cosas, esperar que se las den y otros hábitos como decir “por favor”, “gracias”, “buenos días”, “buenas tardes”, buenas noches”. Esas son cuestiones que se tienen que aprender desde el hogar”, expresa Luna, lo cual también ayudará a que sus hijos puedan relacionarse y aprendan de normas sociales, cómo comportarse y cómo no dañar a los demás.
Si observa que su hijo presenta problemas de autoestima, es momento de buscar ayuda. Esto también puede detectarlo su docente cuanto no quiere involucrarse, se aparta, tiene dificultades para expresarse verbal o no verbalmente, presenta problemas a nivel escolar y algún malestar al relacionarse con otras personas, dice Pérez.
Prevenga situaciones
Para no llegar a tener problemas, los padres deben encargarse de prevenir estas situaciones desde casa. Pérez recomienda que cuide la autoestima, fomente el diálogo y la escucha para que los niños aprendan a expresarse y a darle el tiempo a otras personas para que hablen.
“Eduque con valores de tolerancia, respeto y amor propio para tener seguridad al momento de relacionarse”, expresa.
En cuanto a reforzar la autoestima, puede ser a través de elogios, pero no debe abusar de este recurso. “Esto debe ser en la situación correcta. No eleve demasiado el ego al punto de hacerles creer que son indestructibles”, agrega. Motívelo con frases como “eres capaz”, “eres inteligente” y refuerce actitudes positivas con premios.
Recuerde que lo ideal debe ser que su hijo aprenda a relacionarse con niños desde edades tempranas para que tenga bases sólidas y herramientas para enfrentarse al mundo. Fortalézcalo y enséñele a convivir sanamente con un buen ejemplo en el hogar.
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