El dolor y, en particular, el dolor crónico es una enfermedad silenciosa, invisible para quien no la padece y subjetiva, por lo cual tiende a no ser valorada y abordada adecuadamente, explica la Guía del dolor, elaborada por la Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (FEDELAT); la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia (RedMPC) y Grünenthal.
Argelia Lara-Solares, Jefe de Medicina del Dolor y cuidados paliativos del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición de México, asegura que “el dolor crónico se comporta como una epidemia silenciosa, sus secuelas son devastadoras por el grave deterioro funcional que ocasiona y el profundo impacto emocional, social y económico que tiene no sólo para los afectados directos, sino para la sociedad en su conjunto”
La especialista advierte que antes de la pandemia el correcto diagnóstico de esta enfermedad podía tardar, en promedio, 2 años. “En ese plazo, los pacientes, pese a buscar ayuda médica, no suelen recibir respuestas sobre lo que les ocurre porque al dolor crónico tradicionalmente se le ha catalogado como un síntoma y no como una segunda enfermedad, a la que hay que tratar como tal, adecuando el tratamiento para cada caso en particular. El dolor crónico limita las oportunidades de ser económicamente productivo, de tener relaciones familiares y sociales plenas y, en conjunto, de llevar una vida satisfactoria”.
Aproximadamente el 30% de las personas con dolor crónico tiene dificultades para mantener un estilo de vida independiente y son más propensos a presentar trastornos emocionales, como ansiedad y depresión, detalla Lara-Solares.
En general, al desarrollar un dolor es necesario buscar cómo aliviarlo, pero si esto no funciona el ideal es acercarse a un especialista. El enfoque multidisciplinario comprende tanto los tratamientos farmacológicos como la rehabilitación física, el acompañamiento psicológico, la atención a las familias, entre otros.
A continuación, le compartimos una breve guía para dolores frecuentes y qué hacer cuando aparecen.
Cómo aliviar los dolores de cuello causados por malas posturas
Cuando nos duele el cuello, tendemos a adoptar posturas que nos proporcionan alivio. Munther Sabarini, neurocirujano y fundador de la clínica berlinesa Avicenna Klinik, especializada en cirugías de columna vertebral, advierte que, en caso de tensiones musculares o de un nervio pinzado, estos cambios forzados de postura pueden llegar a aumentar el dolor.
Para aliviar las molestias, lo importante es recuperar la movilidad de las vértebras del cuello y aprender a relajar los músculos.
Los geles o cremas, así como la ingesta a corto plazo de analgésicos como el ibuprofeno o el diclofenaco son una ayuda. Aplicar calor, utilizando una bolsa de agua caliente o una almohadilla térmica, y realizar ejercicios para relajar y fortalecer el cuello son algunas de las medidas para combatir el dolor.
Sin embargo, en caso de tensión muscular severa se recomienda recurrir a un especialista. Este descartará otras posibles causas del dolor, tales como una inflamación de los músculos o nervios o bien una hernia de disco en las vértebras cervicales.
Para evitar los dolores de cuello, lo mejor es hacer ejercicio regularmente, especialmente cuando se trabaja mucho tiempo sentado. Los efectos del trabajo sedentario se pueden contrarrestar con ejercicios cortos de estiramiento, un paseo a la hora del almuerzo o realizando algunas tareas de pie en lugar de sentado.
La molesta lumbalgia
Colocar las piernas en alto puede ser un gran alivio cuando uno está sufriendo una lumbalgia. Lo ideal es recostarse sobre una base blanda en el suelo y colocar las piernas en un ángulo de 90 grados sobre una silla. Esa posición hará que los músculos que están en tensión se relajen.
Cuando uno sufre de lumbalgia, siente un tirón y pinchazos en la parte baja de la espalda. La principal causa del dolor suele ser que uno hizo un movimiento poco frecuente o mantuvo una postura extraña forzado por alguna circunstancia y eso puede derivar en molestias o dolores que duran días.
Sin embargo, una vez que uno siente el dolor los especialistas recomiendan no dejar de hacer las tareas cotidianas y mantenerse en movimiento.
Si bien es un dolor agudo en la espalda, no suele ser preocupante. Pero si uno siente este tipo de dolor con frecuencia o no se siente muy seguro, mejor consultar a un médico.
Qué hay detrás de los ataques de dolor en la cara
De repente, la cara empieza a picar o se sienten pinchazos. Si bien esto suele causar preocupación, el neurocirujano alemán Uwe Kehler de Hamburgo afirma en la revista Good Health que no hay que preocuparse demasiado.
El médico asegura que esto le puede pasar cada tanto a cualquiera, sobre todo cuando hay estrés y tensiones. Indica que es completamente normal.
Sin embargo, los dolores en la cara pueden tener también otras causas, como sinusitis, dientes mal ubicados o caries. Una irritación de los nervios (neuralgia) también puede generar punzadas en la frente o las mandíbulas.
Si está afectado el nervio trigémino, por ejemplo, puede generar un dolor punzante que puede repetirse hasta 100 veces tan sólo por roces suaves, lavarse los dientes o un viento frío.
Sin embargo, el médico añade que esta es una enfermedad poco frecuente y suele aparecer recién en personas a partir de los 60 años. La presión alta es un factor de riesgo en estos casos.
En líneas generales, el experto recomienda que si los dolores punzantes en la cara no ceden, hay que acudir a un especialista, desde un ortopedista maxilar hasta un neurólogo o un neurocirujano.
Cómo reconocer y tratar las migrañas
Las migrañas afectan a millones de personas pero no siempre es fácil de reconocer un ataque. El dolor de cabeza que las produce suele ser de mediano a fuerte y por lo general es un dolor pulsátil.
Una migraña típica dura de medio día a tres días. Otros síntomas son náuseas y vómitos, así como una alta sensibilidad a la luz, el ruido y los olores. Frecuentemente, los afectados tienen dolores cuando se esfuerzan.
Los expertos subrayan que el cuadro clínico de una migraña puede ser muy variable. Por eso hay que acudir al médico cuando aparecen nuevamente los síntomas, para que haga un diagnóstico y descarte posibles dolores de cabeza peligrosos.
Si los analgésicos ya no hacen efecto o aparecen nuevos dolores durante los ataques, se recomienda también acudir al médico.
En determinados casos, los pacientes con migraña deben pensar en hacer algo no sólo cuando aparecen los ataques, sino tomar medidas para prevenirlos.
Sobre todo si los ataques se producen seguido, es decir, al menos tres a cuatro veces al mes, si se deben tomar analgésicos durante diez días o más de un mes o se tienen problemas laborales o privados debido a las migrañas.
En ese caso se pueden asociar determinadas terapias, como por ejemplo la combinación de técnicas de relajación con deportes de resistencia, con el tratamiento con medicamentos.
Entre la mitad y las tres cuartas partes de los adultos de 18 a 65 sufrieron una cefalea en el último año, y el 30 por ciento o más de este grupo padeció una migraña.