Es más frecuente a mayor edad (adultos mayores) y se asocia a enfermedades de origen cardiovascular como: dislipidemia, diabetes, infartos cardíacos y cerebrales, entre otros. Su semejanza en otros territorios, como el cardíaco, se corresponde al infarto del miocardio que a veces da angina (la claudicación del músculo cardíaco).
En este padecimiento, la circulación arterial que llega a los músculos de la pierna, encuentra obstrucciones por ateroesclerosis (depósitos de grasa que restringen el flujo de sangre a través de las arterias) que se hacen evidentes con el ejercicio y que usualmente tienen carácter progresivo, hasta que, en fases terminales se presenta incluso en reposo. Por ello puede darse el caso que el paciente puede sentirlo al principio luego de tener una caminata de 300 metros, pero luego puede ir progresando a tal punto que el paciente con solo una caminata de 20 pasos presente el dolor.
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Es en esta etapa es dónde tenemos el riesgo de que la misma, ocasione una gangrena máxime con trauma asociado. Aunque, no todos los pacientes que tienen claudicación progresan a gangrena, no obstante, por la falta de ejercicio (no caminan y no se dan cuenta) y educación de los pacientes, hacen que este síntoma pase desapercibido la mayoría de las veces o se crea que este padecimiento tiene orígenes diferentes como problemas articulares o musculares y se opta por evitar la actividad física, lo cual agrava el problema.
El inicio de la severidad de la claudicación es variable dependiendo de: a) la gravedad de la enfermedad; b) la distribución anatómica; c) cronicidad de la enfermedad; d) la presencia de circulación colateral y la asociación de trauma o infección. Cuando el dolor es grave, puede alterar la calidad de vida, además de ser un marcador de riesgo cardiovascular y mortalidad. Sin embargo, no es un factor de riesgo significante para amputación de las piernas, con una frecuencia de 1% por año.
El rol de la revascularización, ya sea abierta o endovascular, es controversial, dado que la mayoría de pacientes que la padecen tienen un pronóstico reservado cardiovascular, pueden tener recurrencia, cicatrización difícil y son adultos mayores. Entonces, el rol de la misma, está reservado para disminuir los síntomas de claudicación, el estatus funcional del paciente y, mejorar la circulación para cicatrizar, si tuviesen lesión.
El tratamiento médico debe consistir en:
- Dejar de fumar
- Reducir peso
- Controlar factores de riesgo cardiovascular
- Control de otras patologías
- Hacer ejercicio
- Cuidado de los pies (pedicura clínico, consulta temprana al médico especialista al tener una lesión en los pies).
Dolor como de un calambre
José Antonio Sánchez Arenales, Médico internista-geriatra y diabetólogo, Miembro de la Asociación de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición de Guatemala. Hospital de Pie Diabético y Cirugía Vascular Tel 2440-3836-7 y 24748150.
Es el dolor que se percibe como un calambre en la pierna al caminar y se alivia con el reposo, común en adultos mayores.