Salud y Familia

El cigarrillo electrónico es un dispositivo tóxico

Una de las supuestas opciones más novedosas para dejar de fumar son los cigarros electrónicos, pero, debido a que no existe evidencia científica de su efectividad e inocuidad, expertos desaconsejan su uso porque puede ser un riesgo para la salud, además de adictivo.

Los componentes básicos de este dispositivo es el generador de aerosol, sensor de flujo aéreo, batería y cartucho que contiene la solución de nicotina y otros químicos. Cuando el usuario inhala, activa el sensor y la batería, se calienta el generador de aerosol y este produce la solución de nicotina que ingresa en el aparato respiratorio. Una parte de esta se deposita en los pulmones y de allí pasa a la circulación. Es importante señalar que no queman tabaco, sino vaporizan un líquido que contiene nicotina, explica el médico León Arango, director de la Asociación Nacional contra el Tabaquismo.

El glicerol y propilenglicol que contienen, dependiendo de la dosis y el tiempo de administración, son probables carcinógenos, según la Agencia Internacional para la Investigación de Cáncer, afirma el médico Eduardo Palacios, coordinador de Enfermedades Crónicas del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.

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NO AYUDAN
Los estudios basados en la población que emplea cigarrillos electrónicos establecieron que el uso de estos dispositivos no está asociado con el hecho de dejar de fumar en forma exitosa, explica Palacios.

Según estas investigaciones, la probabilidad de abandonar el tabaco es más baja con el uso de cigarrillos electrónicos que con el de los parches de nicotina.

Según un boletín del 3 de junio de la Organización Mundial de la Salud, algunos de sus químicos son tóxicos, por lo que se busca en conjunto con organismos nacionales su reglamentación.

El Foro Internacional de Sociedades Respiratorias recomienda restringir o prohibir el cigarro electrónico hasta tener suficiente evidencia de su seguridad, dice Joaquín Barnoya, director de Investigación de la Unidad de Cirugía Cardiovascular de Guatemala y profesor de la Universidad de Washington en San Luis, Misuri.

El cigarrillo electrónico es un dispositivo tóxico. (Infografía: Ástrid Méndez / Investigación: Brenda Martínez)

IGUAL DE NOCIVOS
La concentración de partículas y distribución del aerosol de los cigarros electrónicos es similar a la de los tradicionales, con la excepción de que algunos aportan más partículas que otros, expone Barnoya.

Existen reportes de irritación de vías aéreas, exacerbación de asma bronquial, alteración de pruebas pulmonares y cambios en las células de los bronquios, entre otros. También se han registrado explosiones de cigarrillos electrónicos, lo que produce graves quemaduras en la lengua y la boca. La nicotina que contienen es neurotóxica y cuando es ingerida de manera accidental o absorbida por la piel, produce náusea, vómitos y convulsiones, y puede llegar a producir la muerte. Se ha reportado un aumento de casos de neurotoxicicidad que ha causado la muerte en niños.

Ya existen reportes de neumonitis por uso de este dispositivo. “Las nanopartículas de metal pueden depositarse en pulmones y sangre”, dice Barnoya.

La nicotina es la sustancia más adictiva que se conoce y, como tal, produce tolerancia; es decir, que la dosis para alcanzar la sensación de placer va en aumento progresivo. Este problema es mayor con el cigarrillo electrónico, porque el usuario considera que no es dañino y puede usarlo de manera constante al permitir una dosis de nicotina mayor que con los convencionales, dice Palacios.

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SIN REGLAMENTACIÓN
En el decreto 74-2008, que prohíbe fumar en ambientes cerrados, no están incluidos los cigarros electrónicos. Sin embargo, se podría modificar la ley y seguir el ejemplo de otros países donde se ha prohibido su uso, dice Barnoya. Deben estar sujetos al mismo nivel de evidencia científica que otros fármacos y terapias.

Asimismo, es difícil hacer estudios sobre los riesgos de su utilización, ya que no existen leyes que regulen la concentración de las sustancias. Por ejemplo, se han encontrado concentraciones diferentes de nicotina que las que se anuncian en las etiquetas, explica Arango. Además, hay que tomar en cuenta que el volumen de líquido que se vaporiza es diferente, el voltaje de las baterías es variable —a mayor voltaje, más liberación de nicotina— y la duración de la inhalación es más prolongada que al fumar cigarrillos tradicionales.

“No es raro que los productores principales de estos dispositivos sean las mismas industrias tabacaleras al tratar de violar las medidas de Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el control del Tabaco, ratificado por Guatemala en el 2005”, refiere Palacios. Según establecimientos distribuidores consultados, el precio varía de Q165 a Q700 —incluye el cigarrillo, el cargador y el cartucho—, dependiendo del número de inhalaciones, que puede ser de 200 a tres mil.

AFECTA A TODOS
Un estudio de las partículas del vapor que generan estos dispositivos demostró que son similares a las de los cigarrillos convencionales. “Los fumadores exhalan parte de estas partículas, lo que expone a los que están cerca a la vaporización pasiva igual que el fumador activo”, indica Palacios.

En personas no fumadoras expuestas al vapor exhalado o de segunda mano se les encontró niveles de metabolitos —cotinina— de nicotina en su sangre.

A un fumador que desee abandonar el hábito se le tiene que ofrecer métodos evaluados y reconocidos por la comunidad científica internacional que comprenden medidas conductuales y tratamiento medicamentoso.

ADOLESCENTES AFECTADOS
El mercadeo que se utiliza en otros países para la promoción de cigarrillos electrónicos asegura que son menos dañinos, baratos y limpios; además de estar de moda entre las celebridades, que parecen haber adoptado esta nueva terapia de sustitución de la nicotina en anuncios públicos, explica el médico Eduardo Palacios, del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.

Las redes sociales han propiciado su popularidad y, según estudios, “las empresas de cigarrillos electrónicos tienen una fuerte presencia en medios sociales”, añade el médico. Un estudio en Corea del Sur concluyó que los adolescentes pueden ser influidos por la publicidad, la cual estaba fuertemente asociada con el tabaquismo actual. Es preocupante que su uso derive en un potencial impacto negativo de la nicotina sobre el desarrollo cerebral de los adolescentes, así como el riesgo de la adicción a esta y el inicio de la utilización de cigarrillos convencionales u otros productos de tabaco. No es de extrañar que en Guatemala el 14 por ciento de los adolescentes y el 12 por ciento de las adolescentes son fumadores, refiere Palacios.

ORIGEN
Inventados en China

El farmacéutico chino Hon Link patentó en el 2003 el cigarillo electrónico, con base en la idea del estadounidense Herbert Gilbert. Fue comercializado en China en el 2004 con el objetivo de dejar de fumar o reemplazar el cigarrillo tradicional. En el 2007 fue introducido en EE. UU. y en el Reino Unido.

PROHIBICIONES
En otros países su uso está reglamentado de la misma forma que los cigarrillos convencionales.

En febrero del 2014, la Unión Europea adoptó la Directiva de Productos de Tabaco, que prohíbe la publicidad y la promoción de sabores, nicotina y aromas para cigarros electrónicos.

Países como Brasil, Argentina, Líbano y Singapur también los han prohibido. En otras naciones se ha restringido su venta.

La Administración de Alimentos y Medicamentos en Estados Unidos (FDA, en inglés) no ha aprobado su uso.

14 por ciento de adolescentes varones en Guatemala fuma, según el Ministerio de Salud.

21 por ciento de hombres adultos en el país es fumador, y 1.5 por ciento de mujeres adultas.

5 minutos de uso de un cigarrillo electrónico aumentan la resistencia al flujo de aire en pulmones.

Fuentes consultadas: Eduardo Palacios, edpalacios.09@gmail.com; Joaquín Barnoya, barnoyaj@gmail.com, y León Arango, larango@cidal.net

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.