Axenóvich y su equipo, especialistas en análisis genéticos matemáticos, idearon nuevos métodos estadísticos para localizar ese gen con la ayuda de ordenadores más que de probetas o microscopios.
“Hasta ahora, para identificar el gen había que examinar, como mínimo, a unas 50 mil personas, lo que era algo irreal. En cambio, a nosotros nos ha llegado con 2 mil”, explicó.
Los científicos siberianos se han servido de los datos cedidos por el Centro Erasmus de Rotterdam, que se dedica a estudiar la depresión, afección cuya arquitectura genética es extremadamente compleja.
Y es que cuanto más pequeño sea el efecto que tenga el gen -algo característico de la depresión-, mayor selección de pacientes se necesita para su identificación.
“La clave ha sido no estudiar cada variante genética por separado, como es tradicional, sino el gen al completo, especialmente las variantes que alteran el ADN”, apuntó.
Además, los científicos se centraron en estudiar no tanto el diagnóstico, sino los síntomas, lo que permite determinar la predisposición de una persona a caer en una depresión.
Los científicos ya habían identificado varias decenas de genes que provocan esquizofrenia, enfermedad con una contribución genética similar a la depresión, pero en el caso de esta última la búsqueda ha sido mucho más ardua.
“Ha sido muy difícil de localizar el gen, pero es que además no es uno solo. Nadie sabe con exactitud cuántos hay, pero pueden ser varias decenas de genes los que causan la depresión”, admitió.
Aunque ya existen antidepresivos, Axenóvich cree que la identificación del gen ofrece a los laboratorios información muy útil a la hora de crear nuevos fármacos para combatir una enfermedad que se ha convertido en un reto para la salud pública.
“Por ejemplo, con ayuda del gen se podrá investigar más profundamente el mecanismo que cataliza la aparición de los síntomas depresivos”, señaló.
Axenóvich recordó que la depresión es causada en un 40 por ciento por herencia genética de cada persona y en un 60 por ciento por motivos externos.
“El entorno, las circunstancias vitales y el estrés al que está sometido la persona son factores decisivos”, apuntó la investigadora del instituto dependiente de la Academia de Ciencias de Rusia.
Además, recordó que cada paciente es diferente en lo que se refiere a la gravedad, intensidad, duración y frecuencia de la enfermedad, lo que dificulta aún más su diagnóstico.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de los principales obstáculos para curar la depresión es la evaluación errónea, ya que algunas personas que sufren esa enfermedad nunca son tratadas y otras, sanas, reciben antidepresivos con excesiva ligereza.
La depresión es causada en un 40 por ciento por herencia genética de cada persona y en un 60 por ciento por motivos externos.
Los investigadores holandeses, que estudian la depresión exclusivamente entre los europeos, ya han confirmado los resultados obtenidos en un grupo independiente de personas, lo que permite considerar “creíble” el hallazgo de los científicos siberianos, según informó el ICG en un comunicado.
En opinión de Axenóvich, el innovador método utilizado por el instituto de Novosibirsk ofrecerá más posibilidades a la hora de extraer información genética y discernir cómo los genes afectan al funcionamiento del cerebro.
Según la OMS, la depresión afecta a unas 350 millones de personas, es la principal causa de discapacidad en el mundo y afecta más a la mujer que al hombre.
Axenóvich lleva más de medio siglo dedicándose a los análisis estadísticos para identificar los genes que causan la aparición de las enfermedades humanas.
Según la OMS, la depresión afecta a unas 350 millones de personas, es la principal causa de discapacidad en el mundo y afecta más a la mujer que al hombre.
Además, entre un 8 por ciento y un 15 por ciento de personas sufre depresión en algún momento de su vida, lo que es un auténtico desafío para el sistema sanitario, además de una carga para la economía por el ausentismo y la jubilación anticipada.