La fecha de celebración se eligió en honor a la Madre Teresa de Calcuta, conocida por su labor social, por atender a pobres, enfermos, huérfanos y por fundar la congregación de las Misioneras de la Caridad en Calcuta en 1950. Falleció el 5 de septiembre en 1997.
Los hermanos y hermanas, además de tener en común el ADN, comparten la misma educación, valores morales, cultura, ropa, aventuras y regaños. “En una casa en donde hay varios hijos y tienen casi la misma edad, siempre se presencian llantos, peleas por los mismos juguetes y travesuras en conjunto, pero también hay momentos de jugar juntos, imaginar las mismas cosas y dejarse llevar por la diversión, crean complicidad entre ellos”, dice María Fernanda García, psicóloga infantil.
Los hermanos, por compartir el mismo núcleo familiar, viven las mismas realidades, aunque cada uno las enfrenta según su personalidad, se acompañan ante diferentes situaciones. Por consiguiente, se estrecha más la relación de amor y amistad que se crea conforme comparten momentos juntos. Tener hermanos, significa no estar solo ante los retos de la vida, sin importar la edad.
Para García, es importante resaltar que no siempre es una relación de armonía. En varias ocasiones, hay hostilidad, rivalidad, competitividad y celos, los que en ocasiones crean una relación tensa. Sin embargo, es trabajo del adulto tratar de que se vuelvan a llevar bien.
“Tener hermanos o hermanas tiene que ser sinónimo de juegos compartidos, de amistad, de diversión y risas, no de temor a perder beneficios o de recibir menos cariño. Para el hermano mayor, cuando su mamá está embarazada, ese es su mayor miedo, el ser reemplazado, pero con pláticas hay que explicarle que no será así. Lo más común es que se le demuestre que él será el que debe proteger al menor”, expone la profesional.
Relaciones fieles
De acuerdo con Enrique Méndez, psicólogo, cuando nos llevamos bien con los hermanos, se crea una relación muy fiel que dura para toda la vida. Por ejemplo, durante la infancia, los hermanos son fuente constante de compañía mutua. Es muy fácil expresar el cariño, amor, lealtad y resentimiento cuando se es pequeño.
Cuando se está en la edad escolar, las prácticas sociales que se tienen con los hermanos son útiles para crear nuevas interacciones sociales con los compañeros de la escuela. Entre ambos se enseñan habilidades para resolver conflictos con los amigos o con algunas materias de clases. Es, en la mayoría del tiempo, el hermano mayor quien explica algunos temas que el menor no comprende.
Durante la adolescencia es cuando más se crea la relación de confidentes, porque cada uno comienza a vivir sus propias aventuras, pero debido a que existe una amistad entre hermanos, se vuelven aliados y se platican sus secretos y experiencias. “Cuando se es adolescente siempre buscamos a alguien a quien contarle nuestras cosas y cuando se tiene un hermano, casi siempre se recurre a él. Cuando ya se es adulto y comenzamos a tener nuestra propia familia, la amistad se vuelve más fuerte porque cada uno le provee cariño y protección a sus cuñados y sobrinos. Así como se protegió al hermano, ahora se protegerá a su familia”, dice Méndez.
Durante la vejez, cuando los hijos se han ido de casa y, quizá, los cónyuges han fallecido, los hermanos proporcionan nuevamente apoyo y compañía. Retoman el contacto frecuente y el hacer actividades juntos.
Ventajas de tener hermanos
Más allá de la compañía y amistad que se crea entre hermanos, los profesionales enlistaron algunas ventajas que da el tener a un compañero y confidente en casa.
- Aprender a compartir: sin importar la diferencia de edad, cuando se tiene un hermano, se aprende a compartir, desde los juguetes, hasta la atención y amor. Además, se aprende también a trabajar en equipo y colaborar con los demás, sobre todo si se trata del hermano mayor.
- Fuente de aprendizaje: “siempre se dice que uno aprende viendo, y es cierto. Los hermanos menores aprenden muchas cosas con solo ver a su hermano mayor. Por ejemplo, a cómo usar la computadora, a descubrir nueva música, hasta cómo ir al baño solos”, declara Méndez. También el hermano menor puede ser un maestro, ya que ante los éxitos o errores que cometa, el hermano mayor podrá aprender a qué hacer ante determinadas situaciones.
- Resolver conflictos: Los niños con hermanos aprenden a resolver conflictos, a ceder y a negociar, porque las famosas peleas de “con quién se queda el juguete” pasan rápido y si los adultos no intervienen, son los propios niños quienes deciden quién jugará con qué.
- Más sociables: quienes tienen hermanos son más sociales, tienen más facilidades para hacer amigos y ayudar a los demás porque son menos egoístas y empáticos.