Rotan, ruedan, se deslizan, se extienden, flexionan o doblan para que podamos escribir, correr, saltar, bailar, caminar, hacer deporte o efectuar cualquiera de nuestras actividades cotidianas.
Son las articulaciones o puntos de unión entre los huesos, presentes en hombros, codos, caderas, rodillas, nudillos, columna vertebral, y en muchos otros lugares del cuerpo humano.
Estas “bisagras o goznes” orgánicos, no solo se componen de huesos, sino que además incluyen los tejidos blandos que los rodean, como cartílagos, tendones y ligamentos, que cubren los extremos óseos, los conectan con los músculos y con otros huesos, garantizando la estabilidad o la movilidad articular, en aquellos puntos donde sea necesaria una u otra función.
Las articulaciones trabajan en equipo junto con los huesos y músculos en el complejo entramado del aparato locomotor, que permite que nuestro cuerpo se mueva y trabaje.
DESGASTE DEL APARATO LOCOMOTOR
Con el paso de los años, se va reduciendo la capacidad de regeneración de los tejidos articulares, produciendo desordenes cuyo primer síntoma es el dolor, y que, a largo plazo, provocan la rigidez progresiva y falta de funcionalidad de la articulación, según los especialistas.
Existen medidas prácticas y cambios de estilo de vida que contribuyen a ralentizar o retrasar este proceso de deterioro de las articulaciones y a reducir el riesgo de sufrir trastornos articulares con el aumento de la edad, añaden.
Pero no hay que esperar a sentir dolores o molestias para aplicarlas. Para evitar dolencias futuras, el momento de cuidar nuestras “bisagras locomotoras” ¡siempre es ahora!, aseguran.
“Existe más de un centenar de enfermedades reumáticas y entre las más frecuentes figuran: la artrosis, la osteoporosis, la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, las lumbalgias, la espondilitis anquilosante, la artritis reumatoide, la polimialgia reumática, la gota, la condrocalcinosis”, explica el doctor Antonio Ponce Vargas, médico reumatólogo.
Señala este especialista que el reumatólogo, por su formación y experiencia, es el médico más adecuado para encargarse del diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del aparato locomotor (huesos, articulaciones, músculos, ligamentos y tendones) y del tejido conectivo.
“Las articulaciones del cuerpo humano más expuestas son las de las rodillas y las manos. También sufren mucho las articulaciones de las vértebras lumbares”, explica, por su parte, Javier Zaragoza, farmacéutico y director ejecutivo (CEO) de la farmacia en línea FarmaZara.
“Las articulaciones de las rodillas, así como las lumbares, pueden producir más dolores o sufrir enfermedades, debido a que son articulaciones de carga (sometidas a una elevada compresión) y tienden a desarrollar más problemas de desgaste y otras dolencias” explica.
Añade que “las articulaciones de las manos y muñecas también suelen sufrir problemas, ya que, aunque no tienen la carga de las rodillas, tienen mucho uso y movilidad”.
CUIDANDO LA SALUD ARTICULAR
Desde el ámbito de la prevención, Zaragoza enumera una serie de hábitos saludables y medidas prácticas que podemos tomar para cuidar nuestras articulaciones y reducir el riesgo de que sufran desórdenes como artritis (inflamación) o artrosis (desgaste).
– Ejercicio. Practicar tres días a la semana dedicándole una hora cada día, una actividad física que no produzca mucho impacto en las articulaciones, como la natación, caminar, bicicleta o gimnasia sin cargar peso, evitando además exponerse a golpes y traumatismos
– Sobrepeso. Mantener un peso corporal adecuado y evitar un sobrepeso que cargue en exceso las articulaciones, efectuando actividad física regular y siguiendo una dieta saludable, que excluya alimentos que tienen gran cantidad de calorías y son menos saludables, entre los cuales —según los nutricionistas— se encuentran los productos ultraprocesados.
– Higiene postural. Evitar las posturas corporales que a la larga pueden dañar las articulaciones, por ejemplo doblando las rodillas en vez de arquear la espalda hacia adelante y concentrar el esfuerzo solo en la zona lumbar, a la hora de levantar y cargar un peso, para hacerlo con todo el cuerpo.
– Alimentación. Es importante llevar una dieta equilibrada, y evitar la ingesta de alcohol y de alimentos que tengan un alto contenido en grasas o generen ácido úrico, los cuales pueden afectar negativamente a nuestras articulaciones, según Zaragoza.
La dieta mediterránea, los alimentos con ácidos grasos omega-3 (pescado azul, frutos secos, cereales integrales, verduras de hoja verde, aceites vegetales), la vitamina E y las frutas ricas en antioxidantes, pueden tener un efecto protector sobre la salud articular, según distintas investigaciones.
– Hidratación. Se recomienda beber al menos 2 litros de agua al día, según Zaragoza. Si no estamos bien hidratados, el organismo extraerá el agua de distintas partes del cuerpo, incluido el cartílago, que en su mayor parte está compuesto por este líquido.
– Descanso. Además de evitar ejercitarse en exceso, lo cual puede inflamar las articulaciones, es recomendable descansar después de hacer ejercicio, y disfrutar en general de un descanso adecuado, para lo cual conviene renovar el colchón cada cierto tiempo y utilizar una almohada que sea adecuada para nosotros.
– Complementos. La ingesta, bajo supervisión médica, de algunos complementos alimenticios con colágeno, magnesio, vitamina C u otros antioxidantes, así como de antiinflamatorios de origen natural como cúrcuma, condroitina o glucosamina, también puede contribuir a la salud articular, según Zaragoza.