Es normal que la psiquis reaccione de inmediato a un accidente, explican los expertos.
Y es que cuando se produce, uno siente una enorme pérdida de control. Las molestias más frecuentes tras una presión tan aguda son la sensación de aturdimiento, problemas de concentración, intranquilidad o miedos.
Si después de unos días o semanas, estos problemas no desaparecen y limitan la vida cotidiana, entonces uno debería buscar asistencia psicológica.
Como consecuencia de un accidente se pueden desarrollar trastornos psicológicos, como, por ejemplo, fobia a conducir, trastornos por estrés postraumático o depresiones. Si estos no son reconocidos y tratados, los problemas seguirán empeorando.
Por lo tanto, los afectados deberían prestar mucha atención a su interior en el tiempo posterior al accidente.
Estas son preguntas que, según los expertos, pueden ayudar a reconocer la situación: ¿aparecen constantemente preocupaciones en primer plano, de manera que no puedo concentrarme?, ¿me siento todo el tiempo como si fuese muy frágil?, ¿tengo pesadillas o recuerdo el accidente permanentemente?, ¿tengo miedo a conducir otra vez?
Es importante asimismo saber que los trastornos psíquicos muchas veces se manifiestan solo después de varias semanas o incluso meses. De acuerdo con los expertos, a veces sucede que el tratamiento de las heridas físicas “reprime” el procesamiento psicológico del accidente.