Trouchaud, que ha sido maestra durante más de 25 años y actualmente es terapeuta especializada en relaciones humanas, formadora y conferenciante, propone un modelo distinto de comunicación, basado en la apertura y la cooperación, “que nos permita disfrutar de relaciones positivas en pareja, en el trabajo, en el hogar y en nuestro entorno escolar”, apunta.
“Comunicarse sin violencia exige una auténtica apertura de mente y una verdadera intención de comprender al otro. Por eso, antes de querer transmitir ‘nuestro mensaje’ es indispensable que nos pongamos a la escucha de la otra parte”, señala.
Estas son algunas de las claves de este modelo de comunicación no violenta, al que esta experta ha dedicado su libro más reciente:
1. Entender las causas del conflicto
Todos los seres humanos intentan hacerse comprender, ser escuchados, comunicarse. Los conflictos surgen con mucha mayor frecuencia de malentendidos que de la mala voluntad de los interlocutores.
Todos los individuos tienen, con toda legitimidad, opiniones y deseos que a veces van en contra de las opiniones, los intereses o los deseos del otro.
2. Conocer el papel de las emociones
Las emociones desempeñan a menudo el papel más importante en la comunicación, muy lejos por delante de la reflexión y la razón.
Ya sea miedo, alegría, tristeza o cólera, las emociones adecuadas (que se corresponden a la situación que se presenta) nos ayudan a comunicarnos mejor, mientras que las inadecuadas (erróneas en relación con su objeto) nos incapacitan para comunicarnos.
Por ejemplo, ante un cumplido, la emoción adecuada debería ser la alegría, pero a veces nos provoca tristeza (emoción inadecuada) al pensar: “No me ve como soy realmente”.
3. Crear las condiciones para comunicarse
Para comunicarnos realmente, es necesario dejar un lugar y un tiempo a las palabras del otro. No hay que imaginar o intentar inventar lo que ocurre en la cabeza de nuestro interlocutor. Basta con intentar comprender lo que quiere decir. Hay que evitar formular soluciones prefabricadas o comparaciones generalizadoras.
4. Fomentar la escucha activa y positiva
Escuchar requiere una auténtica disponibilidad hacia el otro y hacia uno mismo. Para establecer una relación positiva, se puede utilizar una herramienta muy facilitadora, la ‘escucha activa’, que requiere ponerse en situación de disponibilidad. Es decir, estar ahí simplemente, pero estar totalmente, manteniéndose muy presente, atento y sincero.
¿Cómo podemos mantenernos a la escucha si no estamos realmente convencidos de la sinceridad del otro, si no confiamos en esa persona?
5. Hablar con confianza, empatía y aceptación
Entrar en la conversación con toda confianza, con un apriorismo (razonamiento previo) positivo, es una de las condiciones del éxito de la relación. Esto facilita la empatía, es decir comprender la manera de pensar y sentir del otro, desde su punto de vista.
Para entrar en comunicación se empieza por escuchar con sinceridad. La empatía ofrecida permite al otro sentirse aceptado en la relación.
Validar (dar por válido y aceptar) el sentimiento vivido por la otra persona le permite sentirse como un ser humano aceptable y comprender lo que quiere decirnos. Le posibilita aclarar su pensamiento.
6. Respetar nuestras necesidades y deseos
Lo que experimentamos es sagrado. Nadie puede contradecirlo. Aprendamos a aceptar nuestras emociones y sentimientos con benevolencia.
Nuestros deseos y necesidades son legítimos, pero nos pertenecen y tenemos que preocuparnos por ellos nosotros mismos, sin acusar a otros de no satisfacerlos. En la relación es importante mantenerse sólido, confiar y estar presente en uno mismo.
7. Mantener la apertura mental y la atención
Pase lo que pase, conviene mantenerse abierto a la otra persona, siendo empático y no crítico. Debemos estar muy presentes en lo que experimentamos y deseamos, y después decirlo de una manera clara y tranquila, según Marie-Jeanne Trouchaud .
8. Expresar la cólera sin violencia
Para obtener algo al comunicarnos, debemos obtenerlo “para nosotros” y “no contra el otro”. Debemos pedir a la otra persona acciones que no le ridiculicen ni le desvaloricen.
Para rechazar algo, no debemos esperar que el otro esté contento, pero debemos mantenernos firmes en nuestra decisión, sin juicios ni moralizaciones sobre nuestro interlocutor.
Para expresar nuestra cólera, podemos anunciarla con fuerza y calma, pero siempre haciéndonos responsable de esa emoción.
Cuánto antes expresemos nuestra cólera, menos desproporcionada se volverá y menos explosiva será.