Se trata de una planta que pertenece a la familia de las Liliáceas, en donde se encuentra la cebolla, el puerro y el aloe. Se considera que se originó el Asia Central y llegó al Oriente Próximo hace unos cuatro mil años. Actualmente se cultiva en todo el mundo.
El ajo es una planta herbácea, bulbosa, que puede alcanzar una altura de hasta 70 centímetros, con largas hojas planas y delgadas. Los dientes, en forma de cápsula triangular, es la parte más utilizada, indican los médicos naturistas Pablo Saz Peiro y María Carmen Tejero en el texto El Ajo. Allium Sativum de la revista Medicina Naturista Vol. 14 (2020).
Su uso medicinal data de miles de años atrás. En la cultura egipcia, junto con la cebolla y el pan, era la base de su alimentación. Además, en la época de Hipócrates, padre de la medicina moderna, se utilizaba el ajo para tratar parásitos, problemas respiratorios o alteraciones digestivas.
Propiedades del ajo
El ajo es bajo en calorías y tiene un alto valor nutritivo. La nutricionista Gabriela Morataya indica que contiene cantidades significativas de vitamina A y C, y bajos niveles de vitaminas del complejo B (B1, B2 y B6). Asimismo, es rico en selenio, potasio, fósforo, magnesio, sodio, hierro y calcio.
El machacar los dientes de ajo el aminoácido azufrado aliína, se convierte en alicina; la cual con sus productos derivados son los responsables del olor característico del ajo. Además, contiene yodo y azufre. Las enzimas peroxidadas, lisozima, desoxirribonucleasas, fosfomonoesterasas también se encuentran en este alimento.
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Beneficios del ajo
Históricamente el ajo ha sido utilizado como remedio para diversas enfermedades. Sus beneficios más comunes radican en el control para la hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2 y mejora de la circulación; sin embargo, sus propiedades van más allá, afirma la naturópata Carolina Hernández.
A continuación, se enlistan algunos beneficios del ajo:
- Mejora la circulación de la sangre: debido a su alto porcentaje de vitamina B, es de beneficio para mejorar la circulación sanguínea debido a que esta vitamina es un compuesto esencial que reduce los niveles de homocisteína; una sustancia que endurece los vasos sanguíneos y provoca trombosis o enfermedades de las arterias coronarias.
- Ayuda ante los resfriados y enfermedades pulmonares: el ajo ayuda a descongestionar y se considera un antibiótico natural para problemas pulmonares. Para la tos se recomienda un jarabe a baso de ajo. También es de beneficio ante la sinusitis, faringitis, bronquitis, asma e infecciones del oído.
- Reduce el colesterol: gracias a sus propiedades hipotensoras e hipolipemiantes, así como ayuda a mejorar la circulación, lo hace con los problemas del colesterol. La alicina, una sustancia que beneficia al sistema cardiovascular, se encuentra en el ajo. Por ello, se recomienda consumir un diente de ajo cada día para reducir el colesterol.
- Beneficia al sistema digestivo: el ajo ayuda a estimular los ácidos gástricos, por lo que se mejora la digestión y los alimentos se absorben adecuadamente.
- Ayuda ante infecciones urinarias y los parásitos intestinales: la alicina podría ser de beneficio ante estos problemas de salud. Las propiedades antifúngicas del ajo han demostrado su combate frente a Candida y otros hongos.
- Previene el cáncer: Estudios epidemiológicos y ensayos realizados en animales han demostrado que el consumo de ajo ejerce un efecto protector que reduce la incidencia de determinados tipos de cánceres, como el gástrico, colorrectal, de mama, cervical, entre otros.
- Es desintoxicante: este alimento ayuda a depurar toxinas y a eliminar del cuerpo metales pesados como el mercurio o restos de medicamentos que el hígado no puede procesar. Su alto porcentaje de vitamina A, B y C es de beneficio a la salud del hígado.
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Es importante mencionar que el consumo del ajo no sustituye ningún medicamento recetado por un médico. Al tener síntomas de cualquier enfermedad se recomienda visitar a un especialista y consultar acerca del consumo del ajo, para evitar que este obstruya los beneficios de la medicina.
¿Cuándo no se debe comer ajo?
Algunas personas sufren de alergias al ajo y otras plantas de la familia. Los síntomas pueden incluir intestino irritable, diarrea, úlceras, náuseas y dificultad para respirar. Quienes son alérgicos suelen ser sensibles a muchas plantas, incluyendo las cebollas, puerros, lirios del jardín, jengibre, y plátanos, indican Peiro y Tejero.
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“En cantidades enormes o concentrado podría aumentar el riesgo de hemorragias, pero en cantidades culinarias es seguro para el consumo. En algunos usos para acné o en compresas para dolores reumáticos, o en aplicaciones vaginales, han producido graves quemaduras de piel y mucosas por una mala utilización”, añaden.
No se recomienda que personas con gastritis o úlceras lo consuman, porque podría irritar la mucosa gástrica. Además, mujeres embarazadas o al dar lactancia materna es ideal que consulten a su médico.
Cuánto ajo comer
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica: una dosis diaria de 2 a 5 g de ajo fresco (aproximadamente un diente de ajo), de 0,4 a 1,2 g de ajo en polvo seco, de 2 a 5 mg de aceite de ajo, de 300 a 1.000 mg de extracto de ajo, u otras formulaciones equivalentes de entre 2 y 5 mg de alicina.
Por lo tanto, la cantidad recomendada de consumo diario es de medio máximo un diente de ajo.
La forma más común de consumirlo es crudo, al natural. En caso de que no le guste el sabor o el aliento que provoca, se recomienda masticar perejil. También se puede comer en diferentes platillos, como sazonador.