Entre las causas que pueden llevar a la familia a cambiar de establecimiento para sus hijos está la separación de los padres, la mudanza de residencia, la inseguridad del sector, la búsqueda del mejoramiento académico, porque los niños repiten el grado, por acoso escolar o por circunstancias económicas.
¿Miedo?
Los temores que puedan sentir los menores dependen en gran parte de cuan seguros o inseguros se encuentren los padres acerca de la decisión. “Somos los adultos los temerosos. El niño siente el temor que se refleja en sus padres”, explicó Estrada.
Es fundamental la comunicación, para que los padres puedan explicarles a los hijos las razones por las que se le cambiará de colegio, no desde una justificación lógica para ellos, sino desde la que los menores esperarían y deben sentir que fue la mejor elección que pudo haberse hecho. Sin embargo, hay que tener cuidado en que esta sea la ideal, para que no afecte a los hijos.
El psicopedagogo Carlos Estrada, con la periodista Pamela Saravia, durante el programa El Consultorio. (Foto Prensa Libre: Yadira Montes)
Señales
La primera semana es crucial, luego de la cual los padres pueden evaluar si los hijos se están adaptando de manera adecuada. Estrada recomienda a los progenitores prestar especial atención a ciertas conductas de los niños para saber si todo funciona como se espera. Por ejemplo, si antes de ingresar en el centro educativo eran creativos, impulsivos o juguetones y luego se la pasan tristes significa que se les ha dificultado el cambio.
Al mismo tiempo, se desaconseja “bombardear” de preguntas al niño en los primeros días de clases. “Los padres deben tener una actitud de exploración, tal como lo hacen las abuelas, quienes no hacen las preguntas de manera directa sino conversan con los nietos. No es conveniente tener una actitud sobreprotectora”, refirió el experto.
Asimismo, es importante que los padres tengan una presencia continua con los maestros y el centro educativo.
¿Y si no funciona?
Si después de un año el niño o adolescente no se ha adaptado al nuevo centro educativo, Estrada sugiere que la familia vuelva a conversar para evaluar las ventajas y las desventajas, y establecer si vale la pena regresar al lugar anterior o buscar otro. “El hijo debe estar inmerso en las decisiones trascendentales para su vida”, dijo.
Si todo marchó bien, el experto recomienda evaluar el año que pasó para considerar si la decisión fue la acertada y que el nuevo centro educativo deje de ser temporal y se convierta en permanente.
Contacto: Carlos Estrada, fundevagt@gmail.com