Nombres como Wolfgang Amadeus Mozart, Claude Debussy o Johannes Brahms, por mencionar algunos, son compositores que han dado vida a este instrumento en grandes obras.
Entre los guatemaltecos que han sentido el llamado a interpretar este instrumento y poner su pasión en él está Sergio Fernando Reyes Sagastume.
Entró obligado al Conservatorio Nacional de Música Germán Alcántara hace cerca de 30 años y sus padres nunca imaginaron que esta decisión, que era considerada como un pasatiempo en la familia, se llegaría a convertir en una exitosa carrera para sus hijos. Su hermano Álvaro es violinista y su hermana Alejandra, chelista.
Su debut como solista fue a la edad de 15 años, interpretando el Concierto para Clarinete y orquesta K. 622 de Mozart, con la Orquesta Sinfónica Nacional de Guatemala (OSN), pues ganó el concurso para tocar con dicha orquesta. Apenas un año después fue su debut internacional como solista a sus 16 años, en el Festival de la Orquesta Sinfónica Juvenil de las Américas (Fosja) en San Juan, Puerto Rico. Hoy cuenta con una lista larga de países a los que ha sido invitado.
Sergio Reyes es actualmente el primer clarinete de la OSN y tiene en su haber múltiples anécdotas de cómo la música le ha brindado grandes satisfacciones y retos.
¿Cómo le ha impactado visitar diferentes países y de qué manera ha influido en usted?
Los países que me han impactado en el movimiento musical son Alemania, España y Venezuela. Estas vivencias me inspiraron para que los clarinetistas guatemaltecos también tengan en Guatemala festivales y conozcan a maestros internacionales. Soy fundador y organizador de seminarios y festivales para niños y jóvenes clarinetistas en Guatemala y Centroamérica. Así nació el Festival Internacional de Clarinete ClarifestGuatemala, que cuenta con fama a nivel mundial. En el 2022 fue la última edición y estamos por confirmar para este año.
¿Cómo se atrevió a emprender este proyecto?
Fue en el 2009, antes de ir a estudiar a España. Nelly Mijangos era directora del Conservatorio Nacional de Música y le pedí apoyo con dos boletos de avión y dos habitaciones para traer maestros invitados. Se cobró una inscripción simbólica. En ese año participó mi maestro cubano Aldo Salvent y Marco Mazzini, creador de Clariperú, el festival de este instrumento en ese país. Antes de Clarifest teníamos que viajar a otros países; ahora somos referencia y estudiantes de Centroamérica y otros países viajan a Guatemala.
¿Cuáles son los planes para Clarifest Guatemala?
Quiero hacer Clarifest hasta que ya no pueda. Este festival es ad honorem, por lo que no hay ningún lucro. La ganancia es que maestros internacionales conozcan más de Guatemala y que los alumnos tengan las vivencias extranjeras. Durante años pedí apoyo para viajar y también ahorraba lo que trabajaba para ir afuera. Esta es otra manera de ayudar a los niños y jóvenes para tener dichas vivencias sin que tengan que viajar. Algunas marcas nos apoyan con patrocinios para traer a los músicos destacados.
Llegar a trabajar en la OSN no es sencillo. ¿Cómo ha sido su desarrollo en este espacio?
Mi maestro de clarinete, César Sazo, me invitó en la adolescencia a la OSN para tocar El Cascanueces. También participé en festivales internacionales y tocaba en la Orquesta Jesús Castillo, así que tenía experiencia. El maestro Miguel Amado, clarinete de la OSN, se jubiló en el 2005 y apliqué. En ese tiempo mi padre me dijo que si no entraba tenía que ayudarlo a trabajar en el negocio de la imprenta o estudiar leyes. Ese mismo año tuve la bendición del nacimiento de mi hija Amelié. La entrada a la OSN significó un trabajo estable. Estamos en el renglon 011 —personal permanente— y nuestro trabajo es diario. Practicamos por las mañanas y presentamos conciertos. Invito a los guatemaltecos a escucharnos los jueves. Por lo regular los conciertos son en la Gran Sala Efraín Recinos del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, porque la sede del Conservatorio Nacional de Música está en remodelación.
¿Cuál es la pieza más difícil que le ha tocado ejecutar?
Cada año trato de estrenar piezas y si viajo llevo un repertorio de músicos guatemaltecos. Cada una es una melodía complicada. Recuerdo que una de las piezas que me “sacó el jugo” y que podría considerarse hasta ahora mi catedral fue el concierto de John Corigliano, en el 2017. Pasé casi medio año ensayando y tuve como invitado especial al director César Iván Lara, de Venezuela.
¿Qué mensaje quiere dar a los guatemaltecos?
La recuperación después de la pandemia está siendo difícil. Algunos jóvenes se han encerrado y prefieren quedarse en sus casas. Los invito a volver y practicar con su instrumento.
También envío un mensaje para las marcas y otras organizaciones, con el fin de que apoyen el arte y en este caso, a la música académica.