Su reciente llegada a la 11 calle, 6-50, de la zona 1 pretende ser un punto de encuentro para los amantes de los libros; un refugio donde el conocimiento y la cultura recibirán a cualquiera que ingrese ahí, en la nueva sede del Fondo de Cultura Económica de Guatemala.
Así sucede con una joven quien no puede ocultar su curiosidad. Camina despacio y sigilosa a lo largo del recinto de más de 200 metros cuadrados con estanterías alargadas y de diferentes materiales que muestran una infinidad de oportunidades textuales.
El lugar es también llamado Centro cultural Fondo de Cultura Económica / Piedrasanta ya que ambos trabajan en alianza. Ambos tienen una gran trayectoria. Mientras que el FCE llegó hace 25 años al país, Editorial Piedrasanta opera desde hace 71 años.
A decir de César Medina, director del FCE en Guatemala, el nuevo espacio del también centro cultural cuenta con más de 20 mil ejemplares en exhibición, de los cuales un 80 por ciento han sido editados en México, 10 por ciento en Guatemala y el 10 restante en otros países de todo el mundo.
Mientras Medina explica esto, la joven visitante explora una librera blanca con más de cuatro filas hacia arriba, atestadas con publicaciones de literatura guatemalteca. Elige dos: Después del fin, de la escritora quetzalteca Vania Vargas, y El papel de la belleza; una recopilación poética del escritor desaparecido Luis de Lión.
“La idea es que las personas vengan por ese libro que les interesa, pero que también puedan llevarse otros que les llamen la atención”, comenta el director del FCE.
En el recinto yace una diversidad de temáticas llevadas al papel. Hay Derecho, Filosofía, Ensayo, Literatura, Poesía, Teatro, Economía y un sinfín de publicaciones eclécticas.
Además de ofrecer una variedad de temas, la librería del Fondo de Cultura Económica que lleva el nombre de Luis Cardoza y Aragón ofrece una amplia selección de textos nacionales. Entre los ejemplares destacan libros publicados por editoriales reconocidas del país como F&G Editores, Piedrasanta, Magna Terra, Editorial Cultura, Ediciones Del Pensativo, y más.
Dentro de este espacio que además se caracteriza por su iluminación y frescura, también se encuentra un almacén con alrededor de 100 mil libros que suelen enviarse a los países de Centroamérica donde también hay filiales del FCE, ya que Guatemala es su subsidiaria.
Los libros en el lugar se caracterizan, además por su asequibilidad. De acuerdo con César Medina, pueden encontrarse publicaciones desde Q.14 hasta alrededor de Q.200.
Un ejemplo de esta propuesta para que más gente adquiera libros se basa en el espacio de “Oportunidades”, donde las personas pueden encontrar breviarios y libros más extensos con precios desde Q.20 a Q.100.
Catálogo diverso
En la novel librería de zona 1 es inevitable quitar la mirada de las portadas con el logo del FCE. Cada publicación es un tesoro. Entre esas aparece una colección de breviarios que abordan textos de ciencias sociales. Destacan algunos como Ética y psicoanálisis de Eric Fromm y demás escritos de Economía, Derecho o Sociología.
Dichas áreas han sido las más representativos del FCE, ya que se remite a la creación de este por parte del economista mexicano Daniel Cosío Villegas, quien propuso una editorial para distribuir libros de Economía que no podían adquirirse en español durante la década de 1930 en su país.
Cosío Villegas solicitó apoyo al Estado mexicano para crear una institución que contemplara lo anterior. Luego de la propuesta, el gobierno brindó un fideicomiso para crear el Fondo de Cultura Económica. Los primeros libros traducidos y publicados eran de economía, y en consecuencia surgieron otros de temáticas relacionadas a ciencias sociales.
Desde aquella fecha, más publicaciones -como la serie de breviarios de ciencias sociales- han gozado con la autorización de los escritores o sus representantes para que el FCE publique sus obras. De hecho, el Fondo fue la primera editorial en traducir al español El Capital de Karl Marx.
Esta dinámica también se ha plasmado con otros géneros. En la recién inaugurada librería de zona 1 del FCE, pueden encontrarse piezas de ese corte como la recopilación de obras de teatro escritas por Miguel Ángel Asturias, editado por la casa mexicana.
Otros autores nacionales que han gozado de la misma oportunidad en ser publicados con la editorial son Luis Cardoza y Aragón -que también trabajó en el FCE en México- o contemporáneos como Dante Liano o el maestro de la marimba orquesta, Lester Godínez, entre muchos más.
En el lugar también es común toparse con clásicos antropológicos de Guatemala como lo son La patria del criollo de Severo Martínez Peláez o el Popol Vuh, en su versión traducida por Adrián Recinos; cuyas primeras ediciones salieron de la mano del Fondo de Cultura Económica.
El arte también tiene un lugar en el novel espacio. A la par de un ancho libro cuyo lomo muestra el apellido de Tamayo en plateado, figura una extensa recopilación de fotolibros latinoamericanos. Debajo de estos, se exponen varios tomos de arquitectura, cine y arte prehispánico. La diversidad es palpable.
Nuevas generaciones
Podría decirse que, cualquier texto o material dentro de la Librería Luis Cardoza y Aragón está planteado como un éxito. Prueba de ello son los títulos publicados en la serie de novelas gráficas Vientos del pueblo, una reciente apuesta del FCE para reivindicar títulos “de buena calidad y que inviten a la lectura”, dice César Medina.
En la colección destacan escritos de autores internacionales como Rudyard Kipling (Reino Unido-India), Antón Chéjov (Rusia), Rosario Castellanos (México), entre muchos otros, incluyendo al guatemalteco Eduardo Halfon.
En esa misma línea, y con el propósito de ser un “producto de primera necesidad”, los libros para niños también ocupan un lugar de entretención en la librería del FCE.
De estas publicaciones se pueden apreciar entrañables obras como la de Ramón preocupón, un cuento ilustrado basado en las muñecas quitapenas guatemaltecas, y que inspiraron al autor Anthony Browne para contar la historia de un niño afligido que acude a las tradicionales muñequitas.
Al igual que el escritor de Ramón preocupón, autores de libros infantiles como el japonés Satoshi Kitamura o el australiano Oliver Jeffers, han dado los derechos al Fondo para que se traduzcan sus obras al español.
Estas publicaciones destacan por su carisma y entretenida historia, así como las demás presentes en la sección para infantes de la librería.
De regreso a la entrada principal del Centro cultural Fondo de Cultura Económica / Piedrasanta, hay una fotografía en blanco y negro de Luis Cardoza y Aragón, quien, desde la postal, también mantiene su mirada fija hacia los adentros de este recinto lleno de ideas e historias.
A decir de César Medina, el centro cultural que preside ha apoyado la lectura en Guatemala, desde su apertura como FCE en 1995. Se ha tratado de un espacio “de vanguardia” y reconocimiento a la cultura, infiere el director.