Vida

Paisajes reflejados en el agua

Vida breve

Yo nunca he dejado de hablar de mí, pero como lo hice desde el interior, nadie se dio cuenta.

Ahora cuando publico crónicas autobiográficas suelo hacerlo abiertamente, y al escribirlas me muevo mejor entre cosas que corresponden a una época anterior a lo que vivo hoy, y al ir a buscar el pasado me pongo a pensar en lo que he conocido y no he descifrado, en lo que he visto y no he reconocido, en lo vivido y lo olvidado.

De todas estas cosas puedo hablar mejor desde la experiencia personal de mis segundos cincuenta años. Acaso bastaría pensar en la autobiografía de una escritora que sólo necesite de un recorrido por aquellos lugares que ella transitó. El simple itinerario geográfico no es suficiente. Interesan los contornos emocionales de los personajes, las vidas atrapadas en el movimiento de la historia. Los exiliados, refugiados, y los que se escaparon de la última guerra mundial para empezar una nueva vida en América.

Para alguien quien como yo se creó entre libros, me siento bien en un cómodo sillón, escribiendo o leyendo en un cuarto cuyas paredes están forradas de libros. Libros bien ordenados por materias, por lenguas y por géneros.

Entre ellos hay muchas obras con dedicatorias íntimas, que releo en momentos de ocio y que forman parte de mi descubrimiento tardío de cariños.

Autores ante los que me detengo en esa ?literatura memorialista?, o biográfica que es una forma de recuperar todo lo perdido, poniendo palabras sobre una página. Escribir en el fondo es esto: la propia historia familiar, lo vivido y lo sentido.

El análisis, por una parte, y la literatura por otra, y todo ese espacio en que nos movemos con nuestras culpas, incomunicación, depresión y espanto ante nuestro pretérito imperfecto.

La vida es una sucesión de situaciones, de pérdidas, muertes y afanes. Una sucesión de cosas que no dejan tiempo para otras cosas. Yo nunca renuncié al amor y ser amada, pero por falta de tiempo cometí el error de no haberme casado, tener hijos, educarlos.

Hubo, en cambio, la necesidad de rehacer la vida de mis padres en América, después de haber perdido todo en Europa por la guerra. También hubo ciertas oportunidades matrimoniales que no me interesaban y las dejaba ir. Las he transmitido a otras, y no sé si a lo largo ellas, estas ?otras? me han quedado agradecidas…

Hay mujeres que buscan en el matrimonio el tranquilo puerto. Yo he sido siempre nómada y marinera, quería nadar mar adentro hacia el horizonte. El ?hábitat? que yo soñaba para mí, era el mal azul de la ilusión, pero el ?horizonte? es ficticio, pues tras un horizonte viene otro y otro, y el gran amor es igual de inalcanzable.

Tendría que haberme conformado con unas islitas en las que hacer pie, pero nada de lo que se encuentra en ellas corresponde a las ilusiones, y estas se desdibujan en la rutina, como un paisaje reflejado en el agua.

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