?Alaíde, el eco de tu nombre?, su más reciente publicación, es una biografía novelada acerca de la periodista guatemalteca Alaíde Foppa.
¿Conoció personalmente a Alaíde Foppa?
?Yo no la conocí. Yo supe de ella porque estaba haciendo un trabajo sobre feminismo. Me hablaron de ella, todas con mucho cariño, con mucho sentimiento, con mucha tristeza, con mucho enojo. Había una mezcla de sentimientos.
Alaíde siempre fue alguien que aportó algo distinto, algo diferente y bueno. El haberla encontrado era como que yo tendría que hacer algo. No sabía lo que iba a salir, porque todavía me faltaba conocerla mucho?.
¿Eso la ayudó a mantenerse a distancia?
?Si, yo creo que la distancia te permite una objetividad mayor. Si hubiera habido lazos de cariño, familiares o de alguna naturaleza quizá no hubiera podido valorarla con ojos nuevos, conocerla?.
¿Cómo supo a quiénes debía recurrir?
?Lo primero que intenté fue hablar con Laura Solórzano Foppa (hija de Alaíde). No solté a Laura hasta que me concedió la entrevista. Te cuento que la primera vez que me citó, me plantó, pero como soy más necia… finalmente logré que me diera la entrevista.
Hice una investigación muy ardua en la hemeroteca de México. Por ejemplo, lo del padre de Alaíde ni siquiera los hijos lo tenían, lo conseguí en la biblioteca de la UNAM. Poco a poco fui dándole forma a lo que Laura me dijo. Me concedió otra entrevista y hablamos más?.
¿Cuánto tiempo le llevó la investigación?
?Fue un periodo muy corto. Hice todo en tres meses y medio. Investigaba en la mañana, en la primera hora de la tarde corregía lo que había escrito antes y en la noche escribía de nuevo, incluida la venida a Guatemala que fue de tres días?.
¿Fue difícil lograr que la gente hablara de Alaíde?
?Sí, yo creo que se dieron sentimientos muy extraños. Por un lado, había personas que como no me conocían no estaban dispuestos a concederme una entrevista. Fueron varias personas. Algunas terminaron dándome la entrevista porque soy muy necia. Pero no me dieron toda la información. Sentía que dejaban huecos o que rehuían las preguntas y yo tenía que complementarlas con otra persona o con otras cosas que leía. Compré unos 30 libros sobre Guatemala.
?Muchas de las cosas que yo entendí, que descubrí, que no me dijo nadie y algunas ni siquiera están en el libro, fue precisamente porque su poesía me las dijo?.