“Se me cumplió un sueño. Si algún día la veo (a Máxima) con mi sombrero me muero”, dijo emocionada a Efe esta diseñadora de Eldorado, en la provincia de Misiones, mil 250 kilómetros al norte de Buenos Aires.
El sombrero real, confeccionado en seda natural blanca, incluye flores de lapacho blanco y rosa, de canela y unas hojitas de yerba mate, símbolos de la provincia de Misiones, situada al norte de Argentina y limítrofe con Brasil.
Su carrera como sombrerera es breve, sobre todo comparada con los más de 20 años dedicados a la confección de indumentaria.
Comenzó el año pasado, tras realizar un curso impartido por la reconocida maestra argentina Laura Noetinger en Buenos Aires.
De vuelta a casa, Martínez usó los conocimientos recién adquiridos junto a otros previos para crear “un sombrero plegable pensado para los turistas, elegante y práctico”, que fue la base de la capelina exclusiva que después diseñaría para la princesa Máxima.
La arquitecta Gabriela Fiori, radicada en la norteña provincia de Salta, decidió cambiar los planos por los patrones durante la grave crisis económica que sacudió a Argentina entre 2001 y 2002.
Su primera participación en una feria de moda en Buenos Aires coincidió con un viaje de Máxima, por entonces novia del príncipe Guillermo de Holanda, y Fiori explicó a Efe que se arriesgó a enviarle una cartera que poco después, para su “sorpresa” y “satisfacción” , lucía colgada de la mano.
La distinguida modelo, cuya indumentaria es analizada al detalle por la prensa rosa, descubrió a la diseñadora salteña ante la alta sociedad y los pedidos de la firma se multiplicaron cuando Máxima se convirtió en una cliente habitual.