Kendall no tiene las curvas de infarto que han propulsado a su hermana mayor, Kim Kardashian, a la estratosfera mediática. Pero la pequeña y tímida del clan más famoso de la televisión estadounidense ha logrado sacar ventaja de su planicie física. Jenner no es una superestrella de reality show como el resto de su familia, pero apunta a allegar a ser una supermodelo.
La aparición de la Kardashian en el desfile de la casa francesa, quintaesencia de la costura parisina, cimienta su lugar en el mundo de la moda, dejando muy atrás su pasado como hermana de Kim. Karl Lagerfeld diseñador de la colección, eligió uno de los estilismos más espectaculares para la incipiente top model: un vestido largo en tweed (tejido de lana escocesa), en rojo y negro -el sello de la casa- con aplicaciones de plumas. El look, digno homenaje al movimiento punk, causó sensación en la primera fila, llena de estrellas del espectáculo francés como Isabelle Huppert, Caroline de Maigret e Inés de la Fressange.
Desde su debut a comienzos de este año, la adolescente Kendall ha dado grandes pasos en la industria de la moda. En estos meses ha desfilado para Chanel y Marc Jacobs y ha protagonizado producciones para Vogue Paris y otras revistas de prestigio.
Ahora también es uno de los rostros de la maison Givenchy, compartiendo campaña con las tops Mariacarla Boscono y Julia Nobis. Aunque es justo decir que no recibió ese contrato por mérito propio. Su hermana, Kim, y su cuñado, el rapero Kanye West, son íntimos amigos de Riccardo Tisci, director creativo de la firma, que de alguna manera dio una oportunidad a Kendall. Después de todo, Jenner sigue siendo una Kardashian. Con información de www.abc.es