Esta empresa madrileña, nacida en el 2010 (18 empleados, 4.5 millones de euros de volumen de negocio en 2015), se enorgullece de haber creado “una nueva generación” de ropa y accesorios hechos con el reciclado de botellas de plástico recogidas en tierra, viejas redes de pesca o neumáticos usados.
“No hay que seguir cavando cada vez más profundo para sacar más petróleo”, insiste su fundador.
“Donde otros ven basura, yo veo materia prima y la puedo transformar a través de sofisticados procesos de I+D (Investigación y Desarrollo)” , explica Goyeneche, cuyas parkas o mochilas ya se venden en tiendas como Harrods en Londres o Bloomingdales en Nueva York.
Aunque ya existe ropa elaborada con desechos plásticos reciclados, hacerlo con basura recogida del Mediterráneo sería una novedad, y para eso, dos centenares de pesqueros de la Comunidad Valenciana (este) han aceptado actuar como basureros.
Recoger la basura del mar
A las cinco de la mañana, cerca de Benidorm, unos arrastreros salen del puerto de Villajoyosa para echar sus redes frente a la Costa Blanca.
Las aguas parecen tan tranquilas como inmaculadas. Pero, “los pescadores de Alicante, Valencia y Castellón ya han recogido dos toneladas de plásticos y dos de basura en general, desde hace dos meses”, asegura el presidente de la federación de cofradías de pesca de la Comunidad Valenciana, José Ignacio Llorca Ramis.
El patrón José Vicente Mayor ya lleva tiempo llenando su contenedor de basura para reciclaje al echar las redes a 60 km de las costas. “Empecé a trabajar como marinero hace 19 años. La gente no recogía nada, decía: esto no es mío, lo tiro. Hoy en día ¡no se tira ni un papel!”, cuenta.
Sobre la cubierta de su pesquero, sus tres marineros escogen cuidadosamente las gambas y los cangrejos sacados durante la tarde del fondo oscuro y fangoso. Pero la pesca de plástico ha sido escasa: algunos centenares de gramos, constata la AFP . “Cada vez cogemos menos porque vamos limpiando” , dice el patrón.
En 2010 se echaron unos ocho millones de toneladas de basura a los océanos, según un estudio internacional publicado en febrero en la revista estadounidense Science. En 2015, esta cantidad debería alcanzar los nueve millones de toneladas.
Después de los cinco océanos, “el Mediterráneo es la sexta gran región de acumulación de desechos de plástico del planeta”, advirtieron en abril unos científicos de la Universidad de Cádiz (Andalucía, sur).
En este mar casi cerrado, se encontraron desechos de plástico en los estómagos de pequeños peces, aves marinas, cachalotes… “Las tortugas marinas confunden las bolsas de plástico con las medusas que suelen comer, los plásticos que ingieren les pueden producir una oclusión intestinal y matarlas”, explica el veterinario Xema Gil, del centro de preservación de la fauna de la Comunidad Valenciana.
Trituradoras gigantes
“La botella es un problema social, se tiran cuatro millones cada día en España”, se queja también Gabriel Buldu, director comercial de PET Compañía (filial de la italiana Dentis), una de las grandes empresas de reciclaje del país.
Las primeras toneladas de desechos recogidas por los pescadores se transformarán en diciembre en una fábrica de esta empresa en Chiva (Valencia).
Entrar en esta factoría ya es una lección de ecología en sí. El proceso de reciclaje es tan complejo que ningún visitante volverá a tirar un embalaje de plástico con la misma ligereza que antes.
Sacudidas, aplastadas, las botellas las selecciona automáticamente máquinas o por una operaria frente a una cinta y después metidas en enormes trituradoras de las que salen minúsculos copos.
En enero, la empresa Antex de Girona (Cataluña, noreste) transformará este PET sacado del mar en hilo, para que Ecoalf pueda crear su colección -bañadores, chaquetas, bolsos, zapatillas- “primero con 35 por ciento de origen marino y el 65 por ciento de origen terrestre”, precisa Goyeneche.
En última instancia, querría “sacar un filamento 100% reciclado sólo de PET del mar”. Una manera de concienciar a la gente de lo que está pasando en el fondo del Mediterráneo.