Sobre la pasarela, prendas frescas, dinámicas con patrones complicados y envolventes como “besos de tornillo”, añade este joven que apuesta por la gabardina en distintos tejidos como prenda estrella de este último trabajo.
En su trabajo se ve evolución, mayor madurez y serenidad. Esta colección nada tiene que ver con la anterior, son propuestas muy urbanas, llenas de emoción que respiran libertad. “Hay mucho de mí en la colección, quiero hacer cosas diferentes”, expresa Juan Vidal, que se siente libre a la hora de trabajar.
Destellos de luz exhala la nueva propuesta de Roberto Torretta, Premio Nacional de Moda 2016, que presenta siluetas ajustadas y fluidas dependiendo del tejido, rígido o vaporoso.
Las novedades de esta firma: los volantes, los nudos y los estampados florales, herramientas que colaboran a construir una colección femenina, elegante y cuajada de sensualidad.
“Es una propuesta de siluetas fluidas y líneas suaves, muy trabajada tanto en diseño como en patronaje y costura”, dice María Torretta, hija y mano derecha del diseñador, quien da una vuelta de tuerca a algunas de sus prendas icónicas como el esmoquin y lo presenta con un pantalón con corte tulipán en tono rojo chile.
Las chaquetas, largas y cortas, se abotonan con un lazo o nudo, mientras que en los vestidos, con corte a la cintura, ese nudo se luce en las mangas y escotes. “El nudo está en toda la colección, incluido en el clásico vestido de cóctel negro”, recuerda María Torretta.
De gran personalidad son las piezas con mangas amplias y abullonadas en el puño, así como los pantalones de talle alto y los vestidos de noche con pronunciado escote en uve.
Arquitectura, volumen, papiroflexia y luminosidad son los pilares del trabajo de Devota&Lomba, que rinde homenaje a la belleza imperfecta, a la sencillez y a la asimetría.
“Las prendas tienden al volumen, a la amplitud”, dice Modesto Lomba quien no cesa de actualizarse con tejidos habituales en su trayectoria como la organza, el lino, la lana fría o el algodón en textura.
El mundo del deporte y el esfuerzo que supone conseguir un reto, son el punto de partida de la vitalista colección de Moisés Nieto, cada día más concienciado con el reciclaje que le ha permitido confeccionar a partir de siete botellas de plástico un camiseta. “En moda ya está todo inventado, la tecnología textil es el futuro”.
Por primera vez presenta vestidos biodegradables, “aunque no se comercializarán”, puntualiza Nieto que sube a la pasarela polos de deporte calados y vistosos vestidos con la iconografía de los Juegos Olímpicos de Múnich 72.
La firma ManéMané, a los mandos de Miguel Bécer, un joven talento que propone un colección ecléctica y atemporal en tonos púrpura, malvas y fucsias.
Por la mañana, brilló la lencería de Andrés Sardá, siempre sensual y evocadora, y el baño surrealista de Agatha Ruíz de la Prada, que combinaba la felpa, el lúrex y el césped artificial ecológico.
Pero no todo han sido destellos de luz. Entre luces y sombras ha estado el desfile de Ángel Schlesser que se distancia de aquel Ángel Schlesser que imprimía carácter a importantes prendas minimalistas, antes de que esta firma fuera comprada por el empresario español Óscar Areces.
En la sombra, latente en la mayoría de los diseñadores, permanece la idea de adaptarse a las exigencias del consumidor: “lo veo, lo quiero”.
Mientras que en otras pasarelas ya se ha experimentado este nuevo modelo de consumo, como en Nueva York lo ha hecho Tom Ford y Tommy Hilfiger, en Londres la mítica firma Burberry, o en España Roberto Verino o Lola Li, en Madrid se respira esta inquietud.
El cambio climático, la inmediatez de la redes sociales o el deseo de tener rápidamente lo que gusta, obliga un cambio. Es momento de parar, pensar y reflexionar.