Pero cuando esta conducta es continua, se convierte en síntoma de ansiedad y temores subyacentes.
A criterio de la psicóloga Neicy Bailey, todos tenemos mecanismos de defensa que empleamos para adaptarnos a las situaciones. Esas maneras de protección surgen en torno a debilidades y recurrimos a una en particular cuando representa el mayor beneficio y el mejor respaldo de la personalidad que buscamos amparar.
En el caso de la mentira, resguarda un ?yo? muy disminuido, devastado por la crítica; muchas veces quienes utilizan esta ?salida? se sienten infelices, su vida les disgusta, es muy dolorosa o tienen un pobre concepto de sí mismos. Estos individuos consideran que no son aptos para ganar atención ni prestigio social, por lo que se rodean de fantasías para ser protagonistas.
Las raíces
Entre los 4 y 5 años de edad, una activa imaginación es señal de salud emocional. De hecho, es la promotora de la creatividad de los seres humanos; si careciéramos de ella, no habrían ocurrido todos los avances científicos ni tecnológicos que se conocen a la fecha.
Terry Brazelton, en el libro Su hijo: momentos claves en su desarrollo, Editorial Norma, asegura que a medida que el pensamiento mágico aflora, los padres pueden disfrutar de los fantásticos resultados, aunque reaccionar en exceso puede convertir las mentiras en hábito.
Por eso, cuando ocurren, en primer lugar aconseja entender las circunstancias que llevaron al episodio, y confiar en que el pequeño no tiene malas intenciones. Luego, sugiere no acorralar al infante ni tratarlo con violencia, porque el sentimiento de culpa viene después del hecho, y como respuesta a que advierte que los demás lo desaprueban.
El objetivo a largo plazo, señala Brazelton, es ayudarlo a incorporar la conciencia de sus actos. Los padres sabrán que están progresando cuando puedan hablar con su hijo de cada incidente y ayudarle a entender los motivos por los cuales miente. En una etapa posterior, el niño empezará a respetar los sentimientos y derechos de los demás.
Desafortunadamente, en los hogares demasiado restrictivos, donde los pequeños son ignorados o han sufrido la degradación sistemática de su autoestima a partir de la burla o falta de atención, recurrirán a la mentira para situarse dentro de los parámetros que los adultos han establecido, sostiene Bailey.
A su vez, la psicóloga Silvia Patricia Girón, del Hospital Nacional de Salud Mental, agrega que el aprendizaje de las mentiras también ocurre por el mal ejemplo. A pesar de que los padres argumentan que es incorrecto decirlas, invalidan esta enseñanza cuando hacen que sus hijos mientan por ellos. El caso típico: ?Sal y di que no estoy?.
Círculo vicioso
Cuando se pasa a la adolescencia e incluso en la edad adulta, si se necesita aprobación y sentido de pertenencia a un grupo es probable que también se recurra a la mentira. El problema empieza cuando es tan funcional que se transforma en la manera de ser y actuar.
Según explica Girón, quienes sufren este trastorno de adaptación están conscientes de lo que hacen pero no les importa ocasionar daño a terceros. Este comportamiento se observa bastante en aquellos que han cometido hechos delictivos; estas personas son agresivas, muy retadores, pero luego de establecer comunicación con ellas salen a relucir todas las situaciones de inferioridad que han experimentado. ?La mentira es un escudo que emplean para sobrevivir?, resalta.
Las consecuencias
Los mitómanos -tanto hombres como mujeres- sufren de angustia y están sometidos a estrés, porque cada vez tienen que aumentar su habilidad para crear un contexto alrededor de la mentira que han dicho, para que encajen todas las piezas del rompecabezas.
Por ello siempre están ansiosos y debido a que se encuentran tan concentrados en salir airosos, no perciben las necesidades de los demás y sus relaciones interpersonales fracasan. Cuando se les confronta, reaccionan con enfado o depresión, porque quedan al descubierto. Entonces, también sufren de aislamiento social y pierden credibilidad.
¿Qué hacer?
Girón opina que para variar esta conducta los afectados tienen que estar muy conscientes de que la mentira no es la manera correcta para obtener lo que necesitan, y tener el sincero deseo de cambiar.
La terapia psicológica contribuye a que descubran por sí mismos la causa de su trastorno y analicen las consecuencias o beneficios que han recibido.