Vida

Mantenga la comunicación

Durante la adolescencia, fase de la vida que acerca a la edad adulta, son necesarios la comprensión, el apoyo y la aceptación

Debido a que los adolescentes tienen una emotividad cambiante que a los padres provoca descontento y desconcierto, el diálogo es la herramienta básica para romper barreras y concertar acuerdos que favorezcan una convivencia pacífica.

A criterio del psicólogo Mauricio Nájera, del Instituto de Psicología de la Universidad Rafael Landívar, en este período en que los cambios físicos y las transformaciones de personalidad son acelerados y bastante marcados, la recomendación más importante que puede hacerse a padres y madres es que reaprendan a comunicarse y relacionarse con sus hijos.

Sólo a través de una comunicación honesta y sin presiones podrán comprender esta etapa de la vida en que se adquieren y ensayan nuevas competencias. Por ejemplo, sabrán que el progresivo distanciamiento de sus hijos hacia ellos no implica que los hayan dejado de querer. Tal actitud está relacionada con los deseos de independencia, la necesidad de tener un mundo privado y la demanda de respeto por su individualidad, expresa Nájera.

Asimismo, deben recordar que los jóvenes empiezan a comprender al mundo y a las personas que los rodean, según las pautas culturales y educativas que ellos les hayan inculcado, así como por el contexto económico y social en que se desenvuelvan.

¿Quién soy?

A causa de que los adolescentes se preocupan por pertenecer a un grupo y encontrar su propia identidad, la principal interrogante que se plantean es: ¿Quién soy? Esta incertidumbre acerca de su papel actual y el futuro los torna críticos severos y jueces rígidos de los adultos, por lo que cuestionan su autoridad y oponen especial resistencia cuando no le encuentran sentido.

Esta forma de comportarse también está vinculada a su carácter y temperamento, aspectos muy importantes por tomar en cuenta en las relaciones entre padres e hijos para evitar mayores conflictos, explica la psicóloga Ligia de Chacón, de la Clínica de Adolescentes de Aprofam.

Agrega que de acuerdo con las leyes del país, un individuo es considerado mayor de edad al cumplir 18 años, pero es probable que aún carezca de la madurez física y mental para asumir las responsabilidades que corresponden a un adulto. Por tal motivo, padre y madre deben evitar las comparaciones o exigir a sus hijos e hijas más cosas de las que están en capacidad de efectuar. ?Los padres deben ser guías y orientadores, porque según cómo eduquen y motiven a sus hijos, así será el desarrollo intelectual y afectivo que alcancen?, asegura de Chacón.

Negociaciones

Es conveniente que los adolescentes no se salgan con la suya valiéndose de amenazas, berrinches o gritos. Todos estos comportamientos son completamente negativos, contrarios a cualquier diálogo y desde ningún punto de vista los padres tienen que acceder a ellos sólo por comodidad y ?quitárselos de encima?.

De Chacón señala que para evitar discusiones violentas es necesario hablarles con un tono de voz moderado, y ser pacientes en lugar de permisivos.

Acostúmbrelos a conversar y negociar, porque no se trata de volverlos sumisos sino de ayudarlos a controlar sus impulsos para que sean sensatos y les vaya bien durante la vida adulta.

A su vez, Nájera recomienda hacer énfasis en que la convivencia se basa en el respeto; por lo tanto, si los padres acuerdan con su hijo o hija que podrá ir a la fiesta de cumpleaños de su mejor amigo, tendrá que regresar a determinada hora. O si, por ejemplo, quiere quedarse a dormir en casa de sus primos, está bien, siempre y cuando cumpla con arreglar su habitación o efectuar algún quehacer doméstico.

?Todo tiene que llevarse a cabo en doble vía; si usted, como padre, cede a la petición de su hijo o hija, él o ella también debe ceder en algún aspecto para que todos salgan ganando?.

Rompa el hielo

Los adolescentes, en su afán de libertad e independencia, pueden sentir que sus padres son una atadura.

? Sin embargo, a través de la orientación, el diálogo y respeto, los hijos pueden esclarecer sus conflictos y aceptar los límites.

? Diríjase a su hijo con palabras suaves, jamás con descalificativos que afecten su autoestima y empeoren la rebeldía.

? Aprenda a manejar el sentimiento de culpa cuando, por razones justificadas, le ha negado alguna petición.

? Y si la situación es demasiado difícil o desconoce sobre los temas que su hijo o hija desea hablar, busque asesoría con un profesional.

ESCRITO POR: