Ante tal escenario, cabe preguntarse: ?¿Quién bebería un vaso con agua si supiera que contiene 10 mil copias del VIH??.
Este cuestionamiento lo hizo Gómez a sus colegas participantes en el Primer curso de Actualización Regional en Atención Integral al Niño Viviendo con el VIH/sida, que se efectuó en noviembre en Guatemala, y en el que participaron médicos de Centro América y El Caribe.
Asimismo, los instó a ser la voz de la niñez que atienden, para lograr que los gobiernos asignen más presupuesto a la prevención y atención integral de los pacientes pediátricos. ?Propongo que nuestro llamado sea: acceso universal a leche maternizada hoy, por el derecho fundamental a la vida. Cambiemos el curso de la epidemia?, expresó.
Razones de peso
Gómez indicó que desde 1985 existen reportes científicos que implican a la lactancia materna como fuente de transmisión postnatal. ?Grace C. John analizó el patrón y la cantidad de células infectadas con VIH en 213 muestras de leche materna obtenidas de 108 mujeres en estudio, y 58 por ciento contenía células infectadas con el VIH-1. La frecuencia de estas células alcanzó un máximo de seis a nueve meses?, señaló la profesional.
Asimismo, ?la lactancia materna está asociada con un riesgo adicional significativo de infección de VIH de la madre al niño, comparado con el que no es amamantado. Este riesgo depende de factores clínicos y puede variar según el patrón y duración de la lactancia materna. En mujeres sin tratamiento que continúan amamantando después del primer año, el riesgo total de infección a través de la leche materna es de 10 a 20 por ciento?, señalan algunas de las conclusiones y recomendaciones sobre la temática, a las que llegaron el Fondo de Población de las Naciones Unidas y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, (Unfpa y Unicef, respectivamente, por sus siglas en inglés), así como la Organización Mundial de la Salud, OMS, en una reunión efectuada en Ginebra en octubre del 2000.
Panorama local
?Como alternativa de primera línea recomendamos la leche de bote. Como segunda, la lactancia materna, pero solamente si la madre no tiene cómo comprar el bote de leche o si por el lugar donde vive no tiene acceso a que el Ministerio de Salud se lo dé?, señaló Ilcia García, del Programa Nacional de Prevención y Control de ITS (infecciones de transmisión sexual), VIH y sida.
Sin embargo, en cualquiera de ambos casos, dice García, a las madres se les da una consejería especial. En el primero, se les enseña a preparar con higiene y correctamente el biberón o el vaso con leche. En el segundo, se les indica que tienen que darle lactancia materna exclusiva (cero agüitas de nada, ni tés, ya que esto irrita la mucosa intestinal y duplicaría las posibilidades de que el VIH ingrese al organismo del niño); también se les orienta sobre cómo cuidar sus senos para que no se agrieten o padezcan infecciones que a su vez, faciliten el paso de la infección al niño.
García reconoce que lo ideal sería no poner en riesgo a ningún niño, pero también acepta que el Ministerio de Salud necesita más recursos económicos y humanos para trabajar en prevención. ?La mayor parte del presupuesto se va en la compra de tratamiento antirretroviral, y en los centros de salud a veces sólo se cuenta con una enfermera?, dijo.
Una situación como ésta confirma la extrema pobreza, falta de acceso a servicios de salud y agua potable que afecta a la mayoría de la población guatemalteca, tal como lo indica el índice de marginación para Guatemala, que recientemente fue dado a conocer por sus autores: la Secretaría de Planificación y Programación (Segeplan) y el Unfpa.
Qué decir del Informe Mundial de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que ubicó al país en la casilla 118, última en Iberoamérica.
Prevenir o lamentar
?Cuando a una madre se le explica que si amamanta a su hijo lo pone riesgo de adquirir el VIH, hace todos los esfuerzos por darle leche maternizada?, explicó Carlos Grazioso, jefe del departamento de infectología pediátrica del Hospital General San Juan de Dios, quien desde 1997 puso en marcha, en la misma institución, la clínica para tratamiento de niños que viven con VIH.
Además, la inversión de alimentar con fórmulas infantiles a los bebés, durante el primer año de vida es de US$100 a US$200, cifras para nada comparables con las sumas que se gastan en medicamentos para combatir el virus durante toda la vida, agregó el profesional.
De ahí que ?las fórmulas o leche maternizada están recomendadas como única opción alimenticia, en cien por ciento de los casos, para bebés de madres infectadas con el virus de inmunodeficiencia humana, VIH, siempre y cuando se disponga de éstas?, acordaron por consenso los médicos participantes en el curso citado sobre actualización regional en atención integral a la niñez con este padecimiento.
Tome nota
Cuando a los niños nacidos de madres VIH positivas se les pueda asegurar el acceso a sustitutos de la leche materna, seguros y adecuadamente nutritivos, éstos deben usarse.
Así los infantes tendrán menos riesgo de enfermedad y muerte, señala la declaración de principios del Programa Mundial conjunto de Naciones Unidas en VIH/Sida (Onusida), la OMS y Unicef.
Ilcia García, del Programa Nacional de Prevención y Control de ITS, VIH y sida, indicó que recién compraron unos lotes de leche de bote para ofrecerla sólo en dos centros de atención integral del país: Izabal y Coatepeque, pero como estipendio, para que luego de manera independiente, se pueda otorgar a bajo costo a la gente.
También están por presentar la Guía para la orientación sobre alimentación de los bebés de mamás con VIH con la que educarán, sobre esta temática, a las madres seropositivas o a quien esté a cargo del niño.
Infección vertical
Toda mujer que desee ser madre o que ya esté embarazada debe efectuarse una prueba para descartar la presencia del VIH, ya que un diagnóstico temprano, en caso de un resultado sea positivo, contribuye a prescribir el tratamiento específico, explicó la infectóloga Tatiana Drummond, asesora científico-técnica y docente del Instituto de Salud Carlos III, de Madrid, España.
El manejo de estas pacientes incluye darle fármacos para evitar el desarrollo de enfermedades concomitantes como infecciones vaginales, urinarias, sífilis, entre otras. Drummond señaló que todos los medicamentos que se emplean para estos casos causan mínima afección al bebé.
Luego, debe programarse una cesárea, porque el parto vaginal aumenta las posibilidades de que el niño se infecte con el VIH durante el nacimiento. Después de nacer, se recomienda cero lactancia materna y se educa a la madre para que le brinde a su hijo una fórmula infantil adecuada.
?Hay que analizar que si se le propició a la madre la atención necesaria para evitar la transmisión de la enfermedad a su hijo, pero luego se le dá lactancia materna al niño, es igual a no haber hecho nada?, señaló Drummond.
¿Qué pasa con el bebé?
Al seguir todas las medidas preventivas descritas se disminuye hasta en 2 por ciento los casos de transmisión vertical.
Para confirmar el éxito del manejo apropiado de estos pacientes, en los primeros días de vida del niño se le hace un análisis de sangre para buscar el virus.
Si el resultado es negativo, se hace una segunda prueba al tercer mes. Si también da negativo, el niño está libre de infección.
En caso de que una de estas dos pruebas salga positiva, hay que efectuar otras dos en busca de resultados negativos. Así es como se descarta o confirma la presencia del virus.