En una sociedad ?conservadora? como la nuestra, el hecho de que los varones usaran falda sería, por supuesto, novedoso, pero a la vez una situación sujeta a críticas y de seguro descartada, porque contraviene la norma social que dicta que la figura masculina debe cubrirse con camisa, pantalón y saco.
Respecto de este asunto, el psiquiatra José Antonio López explica que en la actualidad los seres humanos tenemos más oportunidades de desarrollar nuestra creatividad y expresarnos: ?Cada uno puede vestirse como mejor le parezca o simplemente dejar de hacerlo?.
Sin embargo, quien asuma un comportamiento que se aleje de los estatutos sociales, morales, culturales, espirituales o religiosos aceptados, corre el riesgo de ser considerado emocional o mentalmente desequilibrado.
A criterio de la psicóloga Neicy Bailey, la falda es un símbolo femenino muy marcado, y si los hombres se atrevieran a romper paradigmas vistiéndola, lo más probable es que sean tildados de homosexuales. Incluso, ellos mismos expresan que no se la pondrían porque ?no son gays?.
La antropóloga Walda Barrios-Klée, coordinadora del Área de Género de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, considera que romper con las tradiciones es lo más difícil, y si un varón usara falda tendría que soportar una gran presión social. ?La tendencia sexual es la primera en ser cuestionada cuando una persona no usa la ropa característica del género al que pertenece?.
Bailey agrega que a pesar de que los hombres usan aretes o cabello largo por estar a la moda, en desafío pleno a la autoridad o porque quieren aferrarse a la juventud que se les escapa, ?son aspectos menos significativos que enseñar las piernas?.
¿Quiénes se atreverían?
?Hombres seguros de sí mismos, seguidores de la moda y con deseos de imponer su propio estilo. Ellos se atreverían?, manifiesta la diseñadora Paola Donis.
También indica que no se trata de que en el mundo entero no exista un hombre que se ponga falda, puesto que ello está relacionado con el estilo de vida de cada región.
En Guatemala, esta prenda la usarían hombres de 19 a 26 años de edad, sólo para estar en boga, causar ?shock? e ir a parrandear. Mientras que en Europa, la vestirían jóvenes de 17 y hasta alguno mayor de 30 años, porque en esos países existe un culto al cuerpo y esta tendencia lleva a ?enseñar piel, un cuerpo bien formado, y quien la use debe hacerlo sin camisa o con una transparente y tallada?, expresa Donis.
Cuestión de enfoque
Las personas que con pleno uso de sus facultades mentales se atreven a desafiar la opinión de los demás, están viviendo, en función de sus deseos y expectativas. ?Puede decirse que en verdad son seres libres, y se están autorrealizando?, dice López.
En este caso, todo depende del concepto de qué es ser hombre, y así como para algunos es vestir jeans y camiseta, para otros es llevar traje formal. Sin embargo, como nuestras percepciones y creencias han sido condicionadas, cuando vemos algo distinto a lo ?programado?, nos disgusta.
No obstante, la manera en que una persona luce no es reflejo exacto de su esencia. ¿Y cómo conocerla? Pues qué mejor forma que conversando con ella para conocer cómo piensa. Esto es vital para evitar el repudio a todo aquello que no coincida con nuestras creencias y valores. ?Hay que ver a una persona de manera integral?, asegura López.
Para antecedentes, un poco de historia
La vestimenta ha sido determinada por cada cultura y los distintos climas, de acuerdo con su situación geográfica.
En la prehistoria, tanto hombres como mujeres se cubrían con faldones largos y la diferenciación entre el ropaje femenino y masculino es probable que haya ocurrido después de alguna reflexión, durante el asentamiento de los primeros agricultores.
Sin embargo, la idea de usar falda y sobre todo corta, para vestirla durante la guerra, fue introducida por los babilonios y los asirios. El atuendo en mención, que completaban con rodilleras y cuya confección era bastante elaborada, tuvo mucha influencia en Grecia, indica el historiador Celso Lara Figueroa, del Centro de Estudios Folclóricos de la Universidad de San Carlos.
En Irlanda, por ejemplo, los hombres usaban falda y calcetas altas, elementos que perduran en las costumbres del lugar. Asimismo, en Persia e Irán, debido al calor, los hombres visten pantalones bombachos de telas livianas, que semejan una falda, mientras que en África y la India también emplean atuendos similares a vestidos o faldas.
El libro Hábitos y costumbres del pasado, de la Editorial Reader´s Digest, señala que mucho antes de la era cristiana, las tribus de Asia Central adaptaron sus túnicas para poder cabalgar. La costumbre se extendió por el norte de Europa, y Julio César lo notó al llegar a Bretaña, en 55 a. de C.
No obstante, los romanos consideraron los pantalones como propios de esclavos y bárbaros, por lo que conservaron las togas y sólo permitieron a sus soldados usarlos en las provincias más frías del imperio.
Ahora, en cuanto a moda, en el siglo XVII, Luis XIV en Francia impuso a la corte el uso de medias estrechas y se perdió la posibilidad de que el hombre usara una falda corta, explica Lara.
Más recientemente, en 2001, para la temporada primavera-verano algunos diseñadores internacionales propusieron faldas para el hombre.
Por ejemplo, las creaciones de Donatella Versace fueron confeccionadas en seda, lino y gasa, porque el objetivo era ?estar frescos, de forma casual?. Estas propuestas tan modernas son para verdaderos seguidores de modas ?fashion-followers?, expresa la diseñadora Donis.
A su vez, indica que los modistos deben pensar en la gente, en su cultura, y dirigir el producto a quienes sí lo vayan a comprar.
La moda actual es vernos diferentes, y aunque dos personas vistan trajes de la misma marca, cada uno le imprimirá su estilo propio. Por eso, la tendencia es mezclar colores y texturas, y si las propuestas no vuelven a verse, es porque no gustaron.