Wisin sostuvo que su admiración por este considerado deporte nacional del Estado Libre Asociado de EE.UU. proviene de su padre, Luis Morera, otro fiel admirador a estas peleas y juez en una gallera.
“Sí, van a tronchar cerca de 18 mil empleos que produce anualmente este deporte en Puerto Rico, de personas de bajos recursos que se buscan sus habichuelas cuidando sus gallitos, yendo a la gallera, buscándoselas, cuidándole los gallitos al doctor”, expresó este miércoles en declaraciones.
No obstante, pese a su defensa por los combates, Wisin dijo que si el Congreso estadounidense decide prohibirlas, respetará la decisión.
“Pero si la ley prohíbe las peleas, pues vamos a acatar la ley y no podemos pelear gallos. Esperemos que eso se revoque”, indicó.
“Es un deporte que representa a los puertorriqueños, es algo muy de aquí, como lo es el paso fino, que son deportes que representan al latino y al boricua, así que esperemos que eso se solucione”, señaló.
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Ante la posible prohibición, el propio gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, tiene previsto trasladarse a Washington para abogar por mantener activas las peleas de gallos.
La industria de las peleas de gallos en Puerto Rico es un sector económico que genera anualmente cerca de 80 millones de dólares y da trabajó a unas 30 mil personas, que de perder sus empleos agudizará todavía más la depauperada economía de la isla, sumida en una crisis desde hace una década y que se profundizó por el huracán María de septiembre.
Se trata de uno de los deportes nacional de los puertorriqueños, una práctica ligada a su cultura que se remonta al siglo XVI con la llegada de los españoles.