Escenario

Orígenes de la peregrinación para venerar al Cristo Negro de Esquipulas

La romería para visitar al Cristo Negro de Esquipulas, en Chiquimula, cada 15 de enero, declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Nación recientemente y que tiene más de 400 años de existencia, representaba en el pasado un recorrido dificultoso, pero con los mismos objetivos que en la actualidad: se hacía para demostrar agradecimiento, cumplir promesas o hacer peticiones.

La imagen del Señor de Esquipulas tiene miles de fieles que lo visitan cada 15 de enero. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La imagen del Señor de Esquipulas tiene miles de fieles que lo visitan cada 15 de enero. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

En el siglo XVIII el cronista Domingo Juarros y Montúfar escribió: “Es tradición constante que en su templo —de Esquipulas— reciben vista los ciegos, hablan los mudos, movimiento los tullidos y salud todo género de enfermos. Tan grande multitud de prodigios obrados, en beneficio de los que devotos rinden reverentes cultos a esta milagrosa imagen, ha sido la causa del extraordinario concurso de gentes que vienen en tropas a asistir a la fiesta principal de este santuario, el 15 de enero, que se aseguran llegan a 100 mil las personas que se juntan dicho día en Esquipulas; esta veneración se tiene en todo el Reino”.

En las primeras décadas del siglo XVIII se hace referencia al Señor de Esquipulas como la imagen de mayor aclamación y su romería la más famosa. En cualquier época del año llegaban al santuario, como en la actualidad, fieles que también provenían de México y Centroamérica. “La romería en esa época era un verdadero sacrificio. Y la hacían miles de personas”, dice Luis García, en su obra Esquipulas.

La primera se efectuó de octubre a marzo de 1595 y el primer peregrino fue el Cristo Negro, cuando salió del taller del escultor Quirio Cataño, en Santiago de Guatemala, hacia Esquipulas, al hacer paradas por los pueblos, explica el cronista de la Ciudad, Miguel Álvarez. “Se dice que venía haciendo milagros en su recorrido”, dice el artista Mario “El grande” Salazar, presidente de la Hermandad del Señor de Esquipulas.

En muchos lugares les pedían que, al menos, por una noche la bella imagen se quedara con ellos para bendecirlos, explica Hugo David López Hernández en su obra La historia del señor de Esquipulas.

El abad de la Basílica, Héctor Sosa, calcula que un millón 300 mil fieles llegan al año a venerar al Señor de Esquipulas, pero la época de mayor afluencia es de noviembre a enero

Las romerías en el pasado, que se hacían a pie desde el lugar de origen de los fieles, podían prolongarse de 15 días hasta un mes. “Aquellos caminos no era tan fácil recorrerlos, especialmente para niños y ancianos”, dice Sosa. En la actualidad, quienes hacen la peregrinación a pie desde la ciudad capital hasta Esquipulas —220 km— recorren un promedio de 40 km diarios, añade. Hay un punto de reunión en Palencia, donde sale un grupo muy grande de personas. Otros, por ejemplo, vienen de Jalpatagua, Jutiapa, a caballo.

Una poesía hecha canción que describe el significado místico de la romería pertenece al cantautor guatemalteco José Ernesto Monzón, llamada Milagroso Señor de Esquipulas.

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ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.