Se tiene la convicción de que al no realizar determinadas prácticas, muchas de ellas de carácter ritual, podrían traer como consecuencias situaciones de mala suerte o fortuna, conocidas popularmente como “mal agüero”, agrega García.
Para algunos pueden ser cosas incomprensibles, pero dependerá mucho de las creencias inculcadas por la familia y de la percepción de cada persona, concluye.
Otras supersticiones:
- Colocar un manojo de ajos, mejor si son frescos, sobre la puerta de entrada o una cruz de madera resinosa, que tenga ocote, ahuyenta a las personas chismosas que llegan a perturbar la paz.
- Cuando un niño se cae, los padres van al lugar donde sucedió el accidente y con palos, preferiblemente de árbol de guayaba, lo fustigan, para que el dolor y hematomas se desvenazcan.
- Si en una casa vuela una palomilla por todos lados, quiere decir que el espíritu de un niño que falleció ha retornado a ver el mundo que perdió.
- Cuando sopla muy fuerte el viento y los tallos del maíz se doblan, nadie debe tocarlos, porque el viento ha escogido a las plantas enfermas de lo contrario, el individuo tendrá fiebre.
- Cuando un niño es llevado en un tejido con iguras de un animal, quiere decir que este representa al nahual que lo protegerá del mal.
- Se dice que el árbol del amate lorece solo una vez al año, a medianoche, en Luna Nueva. Si un individuo tiene el privilegio de ver la lor de este árbol, tendrá suerte toda su vida.
- Se quemaba cada semana ramas de romero, puesto que el diablo no soporta este aroma y sale de forma precipitada de la casa.
- Cuando había relámpagos y truenos, la mujer se enrollaba el pelo en la cabeza y se lo cubría, al creer que el pelo es conductor del rayo.
- Para alejar el “mal de ojo” al niño, se le coloca una pulsera o collar rojo o se le amarra un amuleto de la Virgen del Carmen en el ombligo.
- También en algunas áreas mestizas, se tiene la superstición de que si a una persona se le rompe una cadena de oro, signiica que le están tratando de hacer un daño o brujería. Es por eso que siempre se debe tener una cadena de oro, como repelente de la maldad.
- En el pasado se tenía la superstición de que se le quitaba el miedo a un niño, si este comía tortilla quemada. Esto se relaciona con la antigua costumbre de que cuando una persona se asustaba se le debía dar en el momento agua de cenizas o de brasas.
- En algunas poblaciones se cuenta que es de mal agüero, prestar o regalar agujas, porque atraen enemistades con la persona que recibe el objeto.
- En Samayac, Suchitepéquez, cuentan las mujeres, que la pedida de mano puede llegar hasta nueve veces, hasta que los padres den permiso, porque, de lo contrario, la joven puede enfermar y morir.
- En regiones del país cuentan que cuando hay Luna Llena o eclipse, las mujeres embarazadas tienen que hacer una cruz en su delantal o falda con ganchos de ropa, para evitar el mal agüero y que el niño nazca con alguna enfermedad.