Daisy Ridley como Rey es la máxima exponente, pero también otras como Laura Dern (Holdo) o Kelly Marie Tran (Rose) han contribuido a que el universo de Star Wars sea saludablemente más femenino y diverso.
Con el privilegio de ser la pionera y el primer reflejo natural para las fanes de “Star Wars”, la memoria de Fisher fue protagonista en la Star Wars Celebration de Orlando, la gran convención dedicada a explorar todos los rincones de la saga.
“Era brillante y obviamente todos la echaremos de menos. Pero siempre será la princesa que asumió el mando y nunca retrocedió (…). Siempre estaba ayudando a los otros a salir de los líos que habían creado. La amaremos por siempre jamás”, dijo George Lucas en uno de los actos.
“Sería muy fácil dejarse consumir por la pena. Déjenme contarles que cuando voy a dormir no hay un día por ahora en el que no piense en ella”, señaló un emocionado Mark Hamill.
La muerte de Fisher dio al traste con las ideas de Star Wars para el futuro, según desveló la presidenta de Lucasfilm, Kathleen Kennedy, que contemplaban que la actriz fuera la estrella del noveno episodio, después de que Harrison Ford (Han Solo) fuera el centro de la séptima parte y Mark Hamill (Luke Skywalker) fuera el eje del octavo filme.
Pero más allá de Star Wars, el público redescubrió este año la enorme y singular personalidad de Fisher: una mujer muy independiente, brava y con un gran sentido del humor, pero que también sufrió mucho por su adicción a las drogas y por padecer trastorno bipolar.
La intérprete afrontó con muchísima transparencia sus problemas en libros como Wishful Drinking (2009) o en la película Postcards from the Edge (1990), cuyo guion, firmado por Fisher, estaba inspirado en su volátil relación con su madre.
Pese a las dificultades, la actriz hizo gala de un humor socarrón para reírse de sí misma hasta el último minuto: sus cenizas fueron depositadas en una urna con forma de pastilla de Prozac.
La valentía de Fisher la elevó como icono del feminismo y, durante las “Marchas de las Mujeres” que en enero recorrieron Estados Unidos contra el presidente Donald Trump, fue habitual ver carteles con la cara de la artista llamando a la rebeldía y la resistencia.
Y tras el tremendo escándalo sobre las agresiones sexuales en Hollywood, también se supo que décadas atrás, y tras conocer que una amiga guionista había sido acosada por un productor, Fisher envió a este ejecutivo una lengua de vaca en una caja para advertirle de las consecuencias de que siguiera con esos comportamientos.
Ya fuera por su nominación póstuma al Emmy por la serie Catastrophe o por el éxito de ventas de su libro de memorias The Princess Diarist, el espíritu de Fisher siguió muy vivo en 2017, aunque quizá el homenaje más sincero e íntimo fue el del documental Bright Lights.
Estrenado pocas semanas después de las muertes de Fisher y Reynolds, Bright Lights buceaba con mucha ternura en la a veces convulsa y otras veces estrecha relación entre madre e hija.
Pero el documental también subrayaba, una vez más, que por encima de todo Fisher siempre será la princesa Leia para el público, tal y como decía la propia actriz: “La aman y yo soy su custodia y lo más cercano que vas a conseguir (a Leia). Ella es yo y yo soy ella”.
Con estas palabras el actor Mark Hamill recordó a su amiga Carrie Fisher: “En realidad nadie se va del todo… ”
No one's ever really gone…#AlwaysWithUs #CarrieOnForever pic.twitter.com/zsfuKHRSub
— Mark Hamill (@HamillHimself) December 27, 2017