Brasil también recibió un reconocimiento, a mejor telenovela, por Verdades secretas, sobre una joven aspirante a modelo que se muda a Sao Paulo y termina trabajando como prostituta de lujo.
Gran Bretaña y Alemania recibieron tres premios cada uno, incluyendo por las actuaciones del estadounidense Dustin Hoffman y la alemana Christiane Paul.
Hoffman recibió el galardón al mejor actor por la película hecha para TV de la BBC One Roald Dahl’s Esio Trot, en la que dio vida a un soltero retirado que trama un plan audaz para enamorar a la viuda del piso de abajo.
Paul, en tanto, fue premiada como mejor actriz por su trabajo en Untern Radar, en la que dio vida a una jueza cuya vida cambia totalmente cuando su hija es sospechosa de un ataque con bombas en Berlín.
El plato fuerte de la ceremonia en el Hotel Hilton de Nueva York fue cuando Tony Goldwyn, quien da vida al presidente Fitzgerald Grant en el drama sobre Washington Scandal, presentó el premio honorario de los fundadores a la creadora, productora y guionista de la serie Shonda Rhimes, quien también ha estado detrás de éxitos como Grey’s Anatomy y How to Get Away with Murder.
Un total de 40 nominados de 15 países compitieron en 10 categorías por el Emmy Internacional, que honra la excelencia en la programación televisiva fuera de Estados Unidos.
La serie británica Hoff the Record, con el exastro de Baywatch David Hasselhoff como una versión novelada y exagerada de sí mismo, ganó en la categoría de comedia.
Capital, sobre residentes de un suburbio al sur de Londres cuyas vidas se ven impactadas cuando sus casas son valuadas en varios millones de libras esterlinas en un mercado de bienes boyante, se impuso como mejor película o miniserie de TV.
Alemania también se llevó el Emmy a la mejor serie de drama por Deutschland 83, la historia de un espía alemán del este que se infiltra en el ejército de la Alemania Occidental para robar secretos de la OTAN.
El premio en la categoría documental fue para Krieg der Lugen, sobre un refugiado iraquí cuya información sobre armas de destrucción masiva pasó a manos de agencias de inteligencia occidentales y terminó siendo usada por Estados Unidos para ayudar a justificar la invasión a Irak de 2003.