La historia de Mistral comenzó en Vicuña, población del valle de Elqui (Chile), el 6 de abril de 1889.
A los 20 años, escribió los poemas Sonetos a la muerte, inspirados en el suicidio de su novio, Romelio Ureta Carvajal. “Te acostaré en la tierra soleada con una / dulcedumbre de madre para el hijo dormido, / y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna / al recibir tu cuerpo de niño dolorido”, escribió en aquel entonces.
Cuando sueño la Cordillera,
camino por desfiladeros,
y voy oyéndoles, sin tregua,
un silbo casi juramento.#GabrielaMistral— Gabriela Mistral (@LiterataMistral) January 8, 2017
El amor regresó años después a su vida cuando se enamoró del poeta chileno Manuel Magallanes Moure, con quien mantuvo correspondencia en la que ella le compartió su amor y dolor.
Mistral ganó los Juegos Florales de Santiago en 1914. Más adelante conoció a Rubén Darío. Él le publicó en la revista Elegancias de París su poema El ángel guardián y el cuento La defensa de la belleza.
Que allí donde ponéis
la plantita sangrante,
el nardo nace más
fragante.#GabrielaMistral— Gabriela Mistral (@LiterataMistral) January 7, 2017
En junio de 1922 viajó a México invitada por el Ministro de Educación, con el fin de colaborar en la reforma educacional y la creación de bibliotecas populares en ese país.
Ese año también publicó su poemario Desolación, en Nueva York, que la haría una figura notable en las letras de esa época.
¿Y nunca, nunca más, ni en noches llenas
de temblor de astros, ni en las alboradas
vírgenes, ni en las tardes inmoladas?— Gabriela Mistral (@LiterataMistral) December 28, 2016
Durante la década de 1930, Mistral dictó conferencias en EE. UU., Centroamérica y Europa. Visitó Guatemala en 1931 y la dejó plasmada en su ensayo Guatemala Antigua, sobre la destrucción de la ciudad luego de la erupción del volcán.
Máximo galardón
En 1945, a sus 56 años recibió el Premio Nobel de Literatura, y en 1951 el Premio Nacional de Literatura de Chile.