Blanco, nacida el 15 de febrero de 1943 en Cartagena, Colombia, emergió como una figura central en el oscuro mundo del narcotráfico.
Desde sus primeros años, su vida estuvo inmersa en la criminalidad, participando en actividades como el secuestro y la prostitución en la década de 1960.
Fue en el tráfico de drogas donde Blanco destacó. En la década de 1970, se unió al Cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar. Su astucia y crueldad la llevaron a organizar rutas de contrabando y a acumular una fortuna descomunal.
A medida que Blanco ascendía en el mundo del narcotráfico, también construía una historia amorosa compleja. Su matrimonio con Alberto Bravo, un delincuente con quien compartió sus primeros pasos en el crimen organizado, marcó el inicio de una conexión turbulenta y peligrosa. Juntos, construyeron un imperio criminal que abarcaba desde Colombia hasta Miami.
Griselda Blanco se destacó por estrategias violentas, utilizando sicarios para eliminar competidores y enemigos en su ascenso al poder.
Su traslado a Miami en la década de 1970 marcó una nueva era en el tráfico de drogas, donde controlaba gran parte de la distribución y acumulaba riquezas impresionantes.
Griselda blanco se casó varias veces, y sus relaciones estaban teñidas de la misma intensidad y peligro que caracterizaba su carrera criminal. Esta complicada vida amorosa hizo que también la conocieran bajo el apodo de “La Viuda Negra”
Pionera en el uso de mulas para transportar cocaína desde Colombia a Estados Unidos, Blanco forjó un imperio que desafiaba las normas establecidas. A pesar de su éxito, la traición y la violencia la persiguieron. En 1985, fue arrestada y condenada a 20 años de prisión por narcotráfico.
Incluso tras las rejas, Griselda Blanco continuó manejando su imperio. Liberada en 2004 y deportada a Colombia, su legado seguía siendo motivo de controversia. Sin embargo, el 3 de septiembre de 2012, su vida llegó a un abrupto final cuando fue asesinada a tiros en Medellín.
La Reina de la Cocaína dejó una marca imborrable en la historia del narcotráfico, desafiando las expectativas de género y convirtiéndose en un ícono oscuro. Su vida, llena de crimen y poder, sigue siendo objeto de fascinación y repulsión en igual medida, un recordatorio de una era tumultuosa en la historia del crimen organizado.