Cuarenta años después del estreno del primer episodio, la marca Star Wars se ha revalorizado y los expertos prevén que la nueva película recaudará unos 220 millones de dólares en su primer fin de semana en los cines de Estados Unidos, la semana que viene. La anterior se embolsó más de 2.000 millones a nivel global.
Los últimos Jedi será estrenada en todo el mundo entre el 13 y el 15 de diciembre.
Fiebre galáctica
A pesar de los 10 años que transcurrieron entre el episodio III La venganza de los Sith (2005) y el VII El despertar de la fuerza (2015), el entusiasmo de los seguidores permaneció intacto gracias a series de televisión, películas animadas y una avalancha de productos derivados.
La estrategia de marketing de la saga funcionaba muy bien en manos de su creador, George Lucas, pero Star Wars se convirtió en una máquina de hacer dinero cuando Disney adquirió en 2012 su productora, Lucasfilm.
Los últimos Jedi, escrita y dirigida por el estadounidense Rian Johnson, llega en un momento de máximo explosión de la franquicia.
El cineasta hizo subir al escenario a todos los actores y rindió un emotivo homenaje a Carrie Fisher, la inolvidable Princesa Leia que falleció de un ataque al corazón en diciembre del año pasado a los 60 años.
Los 6.300 invitados a la proyección, entre ellos miles de fans que lograron una entrada para el pase especial, se unieron en un ruidoso aplauso cuando Fisher apareció en la pantalla. La actriz ya había rodado sus escenas en el film cuando murió.
A pesar de que Lucafilm impuso un embargo a los medios hasta el martes para impedir que se filtren los detalles de la película, los fans inundaron las redes sociales con sus entusiastas reacciones.
“Estoy en el paraíso de los geeks”, escribió Jenna Bush, de la web LegionofLeia.com. Es una cinta “totalmente diferente, apasionante, sorprendente”, manifestó Peter Sciretta del portal slashfilm.com.
La fiebre por Star Wars se debe principalmente “al simbolismo construido alrededor de la lucha del bien contra el mal”, explicó en una mesa redonda la semana pasada Gwendoline Christie, que interpreta a la capitana Phasma.
“Debido a que vivimos en un mundo que cambia y evoluciona, (Star Wars) conserva la simplicidad de estos elementos”, apuntó.
La resistencia, de rodillas
Esta nueva entrega, filmada en la costa oeste de Irlanda y en los estudios Pinewood de Londres, gira entorno a la lucha entre Rey (Daisy Ridley), la heredera de los Jedi, y Kylo Ren (Adam Driver), la principal amenaza del Imperio.
Ambos encarnan junto a Finn (John Boyega), Poe Dameron (Óscar Isaac) y la capitana Phasma, la nueva generación de la tercera trilogía.
Mientras que Han Solo, Yoda y Darth Vader han muerto, Luke Skywalker (Mark Hamill) sigue vivo y tendrá un papel clave en la formación de Rey, según han dejado entender los tráilers.
A pesar del misterio que rodea Los últimos Jedi, este nuevo episodio puede marcar el inicio de una etapa oscura para la resistencia, lo que le ha valido ser comparada con El imperio contraataca (1980), la película central de la primera trilogía.
Boyega adelantó que “todavía no ha habido ninguna película de 'Star Wars' que aborde la guerra como lo hace Los últimos Jedi“.
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“Es una situación tensa, es crítico”, señaló Isaac de su lado en la mesa redonda. “La resistencia está de rodillas”.
La resistencia debería, en cualquier caso, conservar algunas de sus piezas esenciales para el noveno episodio, previsto para 2019, y facilitar la transición hacia la nueva trilogía que Disney anunció hace poco.