En la década de 1940 Aguilar publicó los cuentos completos de Maupassant (1850-1893), pero faltaban algunos. Además, la traducción, realizada, entre otros, por Ruiz Contreras, “tenía los problemas propios de las de aquella época, cuando el traductor se consideraba también escritor” y ampliaba ciertos fragmentos, explica Armiño, crítico literario y periodista.
La censura hacía también de las suyas y cortaba algunas expresiones “por inconvenientes”, comenta el traductor, que ha publicado cuentos del autor francés en diferentes antologías.
Maupassant padecía sífilis desde joven, lo cual acabó con su ritmo desenfrenado de vida y de escritura. “Fue lo que lo mató porque aunque por fuera se curaba con bromuro, la sangre no la curaba, y eso terminaba llevándolos a todos a la locura”. Murió días antes de cumplir 43 años.