En esa búsqueda Camila encuentra a un amigo, el duende Pruno, que en realidad es su voz interior. La obra presenta también a un sireno y un hada que con sus poderes mágicos ayudan a la niña en sus tribulaciones.
Natalia Cadena, de 23 años, escribió esta historia hace un año en Moscú, cuando estudiaba coreografía y producción teatral, en la Universidad Estatal de Arte y Cultura de Rusia.
Los trajes presentados en Entre líneas, son creación conjunta de Cadena y el vestuarista Juan Fernando Peña, y el maquillaje, un elemento fundamental del montaje, es creación de Nancy Rivas. En el vestuario se usan materiales de colores brillantes, lentejuelas, decorados de brillantina y llamativos tocados provistos de luz led.
La historia se cuenta sin pronunciar una sola palabra, solamente por medio de movimientos de danza contemporánea, acrobacias en telas y proyecciones fotográficas y de cine que, por momentos, interactúan con los personajes de la obra.
La música está inspirada en ritmos étnicos celtas, africanos y otros sonidos trivales. El tema principal La canción de Camila y Pruno, es inspiración de Cadena.
Con este montaje escénico deseo enviar un mensaje a los jóvenes: “decirles que cada uno de nosotros puede agarrar las riendas de su vida y decidir alcanzar sus metas. Cada uno es responsable y decide qué escribir en el libro de su vida”, enfatiza la joven artista.
Cadena estudió teatro pero se ha inclinado más hacia la danza contemporánea y la producción teatral, lo que la llevó a estudiar en Nueva York y Rusia.
“Este proyecto nace de la iniciativa de promover el arte de un forma diferente en Guatemala”, enfatiza. “En nuestro país la gente tiene la idea que la danza es un pasatiempo, pero nosotros queremos demostrar que es una profesión y para eso nos preparamos académicamente”.