Una treintena de ellas fueron prestadas por coleccionistas privados y no habían sido expuestas durante muchos años, mientras que otras proceden de museos como el Reina Sofía de Madrid o el Centro George Pompidou de París.
Enfrentados a partir de la Guerra Civil española (1936-1939) -Picasso era comunista y Dalí tenía simpatías por el dictador Francisco Franco-, la muestra se centra en la primera etapa de su relación (1926-1939), donde se hacen evidentes su fluido contacto personal y artístico.
Antes de conocerlo en su primer viaje a París en 1926, la influencia del genio cubista en la primeriza obra de Dalí era palpable en obras como Venus y cupidos o Bañistas de Es Llaner, repletas de nudos femeninos de clara inspiración picassiana.
Pero el giro crucial en su relación se produjo a raíz de su primer encuentro en el taller de Picasso en la capital francesa.
A partir de entonces, Dalí desarrolla un lenguaje artístico más maduro, explicó el comisario de la exposición William Jeffett, citando por ejemplo el lienzo Mesa ante el mar. Homenaje a Erik Satie, donde el genio surrealista ya hizo gala de su interés por el cubismo.
La muestra recorre las confluencias entre Picasso y Dalí como el uso del collage, el universo surrealista, su retrato del sangriento conflicto español a través del Guernica de Picasso y Premonición de la Guerra Civil de Dalí -ambas ausentes de la colección pero presentes a través de bocetos- y el diálogo que establecieron con la obra de Diego Velázquez, otro gran maestro español.