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Un bufete de abogados independiente contratado por la ópera para investigar las acusaciones contra el artista indicó que “el nivel de incomodidad reportado por las mujeres varió, desde algunas que declararon no sentirse incómodas hasta otras que describieron un trauma significativo”.
Pero el recuento de la conducta del tenor español de 79 años fue similar en las entrevistas.
“Algunas personas declararon sentirse desalentadas a denunciar esta mala conducta debido a la importancia y estatura del señor Domingo”, indicó la investigación de seis meses del bufete Gibson, Dunn & Crutcher LLP, que entrevistó a 44 personas, entre ellas las acusadoras, la dirección de la ópera y el propio intérprete.
Los hechos por los que se acusa a Domingo ocurrieron entre 1986 –cuando el tenor convertido en barítono fue nombrado asesor artístico– y 2019, cuando renunció como director general meses después de que se hiciera pública la cascada de denuncias en su contra.
Al mismo tiempo vio cómo le cancelaban actuaciones en otras ciudades de Estados Unidos.
La investigación señala que Domingo cooperó con la investigación y que en la entrevista, a la que acudió voluntariamente, negó cualquier contacto no deseado, diciendo que sus relaciones con las mujeres eran consensuales.
“Gibson Dunn a menudo lo encontró sincero en sus negaciones pero algunas de ellas eran menos creíbles”, señaló el resumen de la investigación.
El publicista del tenor no respondió a los pedidos de la AFP de una reacción.
Temor a represalias
La investigación del bufete no encontró pruebas de que Domingo “alguna vez participara en un ‘quid pro quo’ o tomara represalias contra alguna mujer por no haberla contratado en la Ópera de Los Ángeles”, según la investigación, que no obstante sí encontró temor entre las entrevistadas por las consecuencias que pudiera tener denunciar la conducta de la estrella.
Una pesquisa aparte del sindicato estadounidense de artistas musicales (American Guild of Musical Arists, AGMA) concluyó el mes pasado que Domingo había participado en “actividades inapropiadas, que van desde coqueteo a insinuaciones sexuales, dentro y fuera del lugar de trabajo”.
Domingo -que una vez fue pilar de algunas de las casas de ópera más prestigiosas del mundo- dejó la Ópera de Los Ángeles el otoño pasado, y canceló sus actuaciones en la Ópera Metropolitana de Nueva York, terminando su carrera en Estados Unidos.
Su estatus ha caído desde entonces en Europa, donde hasta hace poco todavía recibía ovaciones, con su retiro del Teatro Real de Madrid y de la Royal Opera House de Londres.
Después de que el AGMA publicara sus conclusiones, el artista dijo en un comunicado a finales de enero que sentía “el sufrimiento” causado a esas mujeres y aseguraba asumir “toda la responsabilidad” de sus acciones.
No obstante, poco después señaló que sus declaraciones dieron una “falsa impresión”: “Nunca me he comportado agresivamente con nadie, y jamás he hecho nada para obstruir o perjudicar la carrera de nadie”.
Nuevas políticas
El bufete indicó que las políticas y procedimientos sobre acoso sexual de la Ópera de Los Ángeles son “suficientes” e indicó que no había razón para creer que la compañía “ignoró, no atendió o encubrió las quejas de acoso sexual”.
Pero al mismo tiempo destacó “varias fallas en la forma en que la Ópera de Los Ángeles implementó sus políticas, procedimientos y comunicaciones en relación con el acoso”.
Destacó por ejemplo una comunicación “insuficientemente robusta y a veces carente” sobre este tema.
También señaló que los métodos para abordar las demandas de acoso fueron “en gran parte reactivos hasta 2018”, cuando surgió el movimiento #MeToo contra el acoso y abuso sexual, y cuyas denuncias acabaron con carreras de pesos pesados en Hollywood como Harvey Weinstein.
La Ópera de Los Ángeles dijo que Gibson Dunn proporcionó una serie de recomendaciones que implementaría, incluyendo un proceso más formal para documentar las denuncias, un departamento de recursos humanos más fuerte y la creación de políticas específicas para regir actuaciones que incluyan insinuaciones sexuales, de intimidad y desnudos.
“Me preocupa y lamento que las personas que trabajan en la compañía se hayan sentido desvalidas, vulnerables o desatendidas de alguna manera”, dijo el director de la Ópera, Christopher Koelsch, en un correo electrónico enviado a los empleados y obtenido por la AFP.
“Hemos aprendido a través de este proceso que hay una gran vacilación en toda la industria para denunciar el acoso, y es fundamental para nuestro futuro que trabajemos para crear confianza y transparencia entre nosotros”.