Otras personalidades han encontrado a su “alma gemela” fuera del medio artístico, entre sus fanáticos o conocidos.
Una de estas historias es la de Michael Jackson, quien luego de separarse definitivamente de su primera esposa, Lisa Marie Presley, después de dos años de matrimonio, se refugió en los brazos de una asistente con la intención de formar una familia, aunque no todo resultó como esperaban, destacó Infobae.
Todo comenzó en 1996, después de que Michael Jackson y Elisa Presley firmaron su divorcio.
En ese entonces, el cantante enfrentaba una decepción amorosa en medio de la fama mundial que había alcanzado con éxitos como Bad, The way you make me feel o Dirty Diana -una pieza que enloqueció a la monarquía inglesa cuando la cantó por petición especial de Lady Di durante su presentación en Londres 1988-.
Además de su separación lamentaba que no había conseguido uno de sus sueños más importantes, ser padre.
Jackson constantemente compartía su sentir con sus seres queridos y personas de confianza entre quienes estaba su dermatólogo, Arnold Klein. Y es que el Rey del Pop frecuentemente visitaba a su especialista porque padecía vitíligo, una enfermedad que afecta la pigmentación de la piel, resaltó la publicación.
Fue en el consultorio del Dr. Klein, donde el Rey del pop conoció a Deborah Rowe.
En ese entonces, la estrella estadounidense y la enfermera tenían aproximadamente 15 años de conocerse, por lo que no resultó extraño que las consultas dermatológicas también sirvieran como un diván para que el cantante expresara sus problemas.
Fue así que el cantante abrió su corazón para confesar que tenía miedo de no poder ser padre, pues en ese momento veía muy complicado comenzar una relación estable con otra mujer que tuviera su mismo sueño.
Cuando Debbie -como le decían a la asistente- escuchó las penas de su ídolo, puso sobre la mesa la posibilidad de alquilarle su vientre para engendrar sus hijos y el Rey saltó de alegría.
Michael Jackson aceptó la propuesta y el plan se puso en marcha. En su momento se creyó que el cantante se había enamorado de la enfermera antes de divorciarse de Lisa Presley, pues su “romance” trascendió tan solo unos meses después de que se confirmara la separación con su primera esposa.
Los rumores crecieron cuando se confirmó que se casaron justo el mismo año, 1996, luego las pocas fotografías de su inesperado enlace matrimonial le dieron la vuelta al mundo, pues al parecer no estaban tan enamorados.
En ningún momento se dieron un beso en la boca, solo en la mejilla, sumado a que sus sonrisas fueron discretas y ninguno de los dos portó un traje clásico para un evento tan especial.
La boda se efectuó en el hotel Sheraton Park de Sídney, Australia, el 15 de noviembre de 1996.
En ese año, Michael Jackson tenía 38 años, mientras que Deborah rondaba por los 37, una edad de alto riesgo para embarazarse, según los expertos.
Para ese momento la enfermera ya estaba embarazada de Michael Joseph Jackson Jr., el primogénito del ícono del pop.
Según una entrevista que cedió Deborah Rowe para The Sun, después definir hasta el último detalle comenzaron con un proceso de inseminación en el que aparentemente el oriundo de Los Ángeles dio su esperma para llevar a cabo la fecundación.
Luego del nacimiento del primer bebé continuaron con un segundo proceso de inseminación que tuvo como resultado la llegada de Paris, la hija más polémica del cantante.
Jackson procuró resguardar la identidad de sus hijos, por lo que siempre que salían a la calle les cubría el rostro, pero cuando se difundieron unas fotografías de la familia se comenzó a especular sobre su paternidad.
Esto porque ninguno de los dos menores heredó las características del cantante, pues tenían piel clara, cabello rubio y ojos de color.
La llegada de Michael Joseph y Paris alegró la vida del cantante, quien se dedicaba día y noche a su cuidado, según contó Debbie en la entrevista.
“Lo hacía todo. Yo no me esforzaba por ser madre. No cambiaba pañales, no me levantaba en mitad de la noche. Incluso si yo estaba, Michael lo hacía todo”, afirmó Deborah Rowe.
“Son sus hijos, los tuve por él. No habrían nacido si no hubiera sido por mi amor por él. Lo hice para que se convirtiera en padre, no para convertirme yo en madre”, externó.
El matrimonio terminó en 1999, al menos un año después del nacimiento de Paris Jackson. El intérprete de Smooth criminal se quedó con la custodia de sus dos hijos y Debbie estuvo de acuerdo, pues renunció a sus derechos como madre.
Sin embargo, el tribunal que llevó el caso habría desestimado la petición, así que ambos padres tuvieron que llegar a un acuerdo en privado.
Por todo lo sucedido, muchos consideran que la historia de amor entre Michael Jackson y Deborah Rowe nunca existió, pues en realidad habría sido un mutuo acuerdo entre una fanática y el cantante donde ambas partes salían ganando.
Pasó aproximadamente una década para que Debbie volviera a acaparar los titulares, pues luego de la muerte del cantante supuestamente reapareció para emprender una batalla legal en contra de Katherine Jackson.
Esto porque el intérprete dejó escrito en su testamento que dejaba a su madre como responsable del cuidado de Paris, Joseph y Prince -este último nació en 2002 y se desconoce la identidad de su progenitora-.
Finalmente, la enfermera habría aceptado un acuerdo monetario por ocho millones de dólares y una casa en Beverly Hills, pero el abogado de Katherine Jackson aseguró en el programa The early show que sí existió una resolución entre ambas partes, pero no tuvo nada que ver con dinero, sino con el bienestar de los ahora jóvenes.
Mientras que Debbie Rowe consiguió un permiso especial para poder convivir y recuperar su relación con sus dos hijos.