La idea, profundizada en el libro Nuestro Universo Matemático: mi búsqueda de la naturaleza última de la realidad de Tegmark, se basa en la observación de los patrones en la naturaleza, como la sucesión de Fibonacci. En el mundo inerte, también están presentes las matemáticas; al lanzar una pelota al aire, por ejemplo, seguirá una trayectoria parabólica. Asimismo, los planetas y demás cuerpos astrales siguen órbitas elípticas.
Las matemáticas previeron la existencia tanto del planeta Neptuno como de las ondas de radio y el bosón de Higgs (acertijo para entender modelos estándar de la física), probando que existen en el mundo real, fuera de la mente humana. Tegmark sostiene que si el universo realmente es matemático, en principio, no hay nada que el hombre no pueda descifrar.
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