El aire puede ser suave: “Era un aire suave de pausados giros…” de Rubén Darío, o fuerte: “Los brazos eolios se mueven al paso / del aire violento…”, del mismo poeta en La canción de los pinos. Si no se refiere a las dos primeras acepciones acepta el plural, aunque se usa más en singular: “Los cuartos tienen aire acondicionado”; “Juan y Pedro se dan un aire con Pablo”; “Los dómines tenían un pedantesco aire de suficiencia”; “el aire frío se colaba en la choza”; “ciertos deportes se practican al aire libre”; “seca la ropa al aire”, pero: “… el caballo del apóstol cabalgaba por los aires…” de Los caballos de los conquistadores, de otro gran poeta, José Santos Chocano. “Los restos de la cohetería y de su dueña volaron por los aires”; (en este caso “volar por los aires” no es redundancia); “se da aires de gran señor”.
El término “viento” designa las corrientes de aire más fuertes: “…viento en popa / a toda vela / no surca el mar / sino vuela…” de La canción del Pirata, de Espronceda. “…Contra el viento que gemía largamente / como cuerda de guitarra / que retuerce su sonido…”, de José Santos Chocano en Fuga en la estepa. No obstante, Neruda escribe: “… el viento de la noche gira en el cielo y canta…” y uno piensa en un viento suave; “cuando sopla el viento del norte en invierno hace frío”; “los vientos alisios empujaron a la Kon Tiki desde América hasta Asia”; “El
Xocomil es un viento que causan las corrientes de aire que penetran desde el Pacífico al lago de Atitlán y quedan encerradas en ese inmenso cráter por los volcanes y montañas que lo rodean”; “el ábrego, que los griegos llamaban líbico, es el viento cálido que sopla desde las costas de África a Andalucía, en España, y el mistral es un viento frío y fuerte que azota la Provence y la Cote d’Azur en Francia”; “soplan vientos de guerra”; “silba el viento cuando se cuela por las rendijas”; “Eolio es el dios de los vientos”.
Aquí solemos llamar “chiflón” a una corriente de aire fuerte, encallejonada, y generalmente fría. Según el DRAE es: “Am. Viento colado o corriente muy sutil de aire”. Las otras acepciones de la palabra, mexicanismos, no se relacionan con el aire. La “brisa” es un viento suave: “la brisa marina huele a yodo y sal”.
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