Por una pasarela de 70 metros ha desfilado la reina del pop y con ella toda una vida de “con cosas hermosas y cosas feas”, según ha dicho ella misma, pero sobretodo mucha música y mucho que agradecer porque “el mero hecho de estar vivos es un privilegio”.
Unas palabras que ha aplaudido a rabiar el público, que temió no poder reencontrarse con su ídolo cuando el pasado verano anuló el tramo americano de la gira por una grave infección bacteriana que la llevó a la UCI.
Sólo cuatro meses después, vuelve a estar sobre los escenarios y “solo por eso ya merece la pena estar aquí”, ha dicho a EFE un espectador que ha pagado US$530 por una entrada VIP.
Aunque las coreografías de esta gira no son tan exigentes para la diva como en otros tiempos, la norteamericana sigue marcando estilo, mantiene su carisma intacto y ha sido la anfitriona de un rencuentro emocionante y la artífice de un montaje grandioso que los espectadores han disfrutado extasiado.
VIDEO | El esperado reencuentro de Madonna con sus fans en España. pic.twitter.com/tcQgcd20Pd
— EFE Noticias (@EFEnoticias) November 2, 2023
Las 18 mil personas reunidas en el Palau Sant Jordi, en la primera de las dos fechas españolas de la gira, han gritado de placer cuando han visto aparecer a la artista y le ha perdonado al instante la hora y pico de retraso con la que ha empezado el espectáculo.
“Esta es la historia de mi vida”, ha dicho la cantante de 65 años, que ha iniciado el fiesta recordando a aquella jovencita de 20 llamada Madonna Louis Ciccone que llegó a Nueva York desde Michigan para bailar, cantar y triunfar.
Eran los lejanos años ochenta y la estética punk y grafitera de la época ha inundado las pantallas colgantes situadas sobre la pasarela y las fijas del fondo del escenario, mientras los más veteranos de los seguidores se sentían transportados a su juventud con Burning up y Open your heart.
Tras esta primera parte de contagiosa alegría juvenil, ha llegado uno de los momentos más emotivos de la noche cuando la reina ha recordado a las víctimas del SIDA.
Cantando Live to tell, ha sobrevolado el recinto subida a una máquina del tiempo de paredes transparentes que ha atravesado las fotografías en blanco y negro de los fallecidos.
Ha sido la primera muestra del potencial del escenario y sus pasarelas, que a lo largo del concierto hizo sonar Like a player, Papa don’t preach, Erotica, Vogue, Crazy for you, “Don’t tell me y Ray of light, entre otras.
Un viaje en el tiempo que le ha permitido recuperar vestuarios icónicos y en el que la diva ha estado acompañada por sus hijos: Marcy James al piano en Bad Girl.
También ha habido tiempo para los discursos para pedir que “amemos a nuestro vecino como a nosotros mismos”, pero sobretodo para la música y para dejar claro que Madonna sigue en lo más alto.