“Hola Habana, buenas noches mi gente de Cuba”, lanzó Jagger en perfecto y modulado español ante un público que lo vitoreaba a poco de empezar el concierto que arrancó con el clásico Jumpin’ Jack Flash.
“Sabemos que años atrás era difícil escuchar nuestra música aquí en Cuba, pero aquí estamos. Pienso que los tiempos están cambiando”, agregó el vocalista en relación a las dificultades que las bandas angloparlante tuvieron en las décadas de 1960 y 1970 en la isla, cuando al calor de la revolución se los silenciaba en las radios y medios bajo el argumento que su estática representaba la decadencia del capitalismo occidental, aunque los isleños se las ingeniaban pasándose los discos de vinilo de mano en mano.
En los años 80 ese contexto cambió, y aunque sus temas se transmitían por la radio y sus conciertos por la televisión, la agrupación nunca había tocado en vivo en la isla.
Entre los espectadores no faltaron los carteles con mensajes como We Love Stone o banderas de países que se declaraban “República Stone”, ni las personas vestidas con camisetas que lucían el popular logo de la banda de la boca con la lengua afuera.
El público comenzó a llegar desde el amanecer a las inmediaciones del lugar portando gorras, botella de agua y luciendo sudaderas con la emblemática imagen de la boca roja de los Rolling.
“Llegamos a las ocho de la mañana, son 12 horas de espera, pero vale la pena”, dijo a la AP Jorge Ricardo, un constructor de 47 años que vino desde la vecina provincia de Matanzas, a unos 200 kilómetros al este de la capital, junto a su esposa, a quien perdió entre el gentío y que por buscarla perdió la primera fila que había logrado conseguir.
Las calles fueron cortadas el jueves en las inmediaciones de la Ciudad Deportiva, el espacio al aire libre donde se instaló un escenario de metal y todo el equipo de audio del espectáculo, que fue de acceso gratuito.
“Yo crecí con los Beatles, con los Rolling, en los años 60 y 70, soy de esa época”, dijo emocionado Joaquín Ortiz, un custodio de 62 años. “Después del día de hoy me puedo morir” .
También llegaron al lugar muchos turistas que aprovecharon la ocasión para viajar a Cuba y ver a sus ídolos del rock. Ken Smith, un marinero retirado de 59 años, y Paul Herold, de 65, navegaron a La Habana desde Key West, Florida, en el yate de este último.
“Este ha sido uno de mis sueños de toda la vida, venir a Cuba en mi velero,” manifestó Herold.
Según los organizadores, gran parte de la infraestructura se estrenó en Cuba, incluyendo 2 mil 600 libras de sonido, el más grande que se haya instalado en la nación caribeña.
“Es un sueño que toquen aquí, para los cubanos”, dijo emocionado el locutor radial y experto en música rock Juanito Camacho. “Va a gustarle a muchos jóvenes cubanos pero también satisfacer las añoranzas de las generaciones con más edad”.
Todo el equipamiento se transportó en 65 contenedores que durante casi un mes se desplegaron con decenas de obreros y técnicos, explicaron los organizadores. Además, se desplegarán siete pantallas gigantes.
“Es muy importante. Un concierto de estas características nunca se ha visto en Cuba” , explicó el musicólogo Joaquín Borges. “Va a significar un puente para que otras agrupaciones de este rango vengan a hacer sus presentaciones.
Los Rolling Stones llegaron a Cuba la tarde del jueves en un vuelo privado y el propio Mick Jagger dio un pequeño saludo en español a sus seguidores antes de expresar en inglés su deseo de visitar la isla.
“Va a ser la última parada en esta gira y será un gran espectáculo”, prometió el cantante en el aeropuerto de La Habana. “Siempre es muy bueno estar por primera vez en un lugar”.
Los Rolling concluyeron en La Habana su gira latinoamericana llamada Olé y vienen de realizar masivas presentaciones en Brasil, México, Argentina y Chile.