“El poeta pasó tres periodos en Guatemala: de 1890 a 1891, unos meses en 1892 y finalmente durante 1915. Estos periodos son importantes porque representan épocas tanto en la aurora como en el crepúsculo de su carrera”, indica la estudiosa estadounidense Evelyn Uhrham de Irving, en su investigación Presencia de Rubén Darío en Guatemala, en 1971.
A criterio de Uhrham la primera etapa del escritor en Guatemala merece un particular interés. Darío estuvo 13 meses en el país y tuvo grandes frutos. “En diciembre de 1890 fundó el Correo de la tarde, que dirigió durante los seis meses que tuvo de vida el periódico”, indica. Meses antes, en octubre, publicó la segunda edición de su libro de poesía Azul.
En cuanto a su vida privada, “la ceremonia religiosa que unió en matrimonio a los jóvenes Rubén Darío y Rafaela Contreras, también se efectuó en Guatemala, ocho meses después de la ceremonia civil, celebrada en San Salvador”, relata Uhrham.
Su etapa de crítico de arte en el Correo de la tarde se enfocó en una serie de artículos que publicó en 1891, muchos de ellos con temas del libro Tesoro de bellas artes modernas.
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Los años de Darío en Guatemala pareciera que dejaron poca producción poética dedicada al país. La investigadora Helene Westbrook en el estudio An Analytical Index of the Complete Poetical Works of Rubén Darío resalta los escasos poemas. Sin embargo, el Archivo Rubén Darío de Madrid alberga uno, aunque sin título e inconcluso —le faltan los dos versos finales—. “En Guatemala la antigua D. Pedro de Alvarado/ un día entro a una iglesia solemne y silenciosa./ A su talón de hierro dio la marmórea losa”, reza el comienzo del poema.
En 1891, Darío se quedó sin trabajo, y su suegra lo convenció de que viajara a Costa Rica. Llegó a ese país el 24 de agosto de 1891, y allí nació su primogénito, Rubén Darío Contreras. En 1892 volvió a Guatemala por unos meses. Viajó con el beneplácito de Nicaragua a Europa. Allí conoció a Gómez Carrillo con quien entabló amistad y le abrió las puertas culturales en Francia, aunque tenía rivalidades y conflictos.
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El escritor Alfonso Enrique Barrientos los describe así en el libro Enrique Gómez Carrillo: “No eran distintos de carácter, eran más que eso: eran opuestos. El poeta, ensimismado; el cronista, extrovertido. El poeta, humilde; el cronista, arrogante”.
El retorno
Darío llegó a Guatemala el 20 de abril de 1915 proveniente de Nueva York, en muy mal estado de salud. “Como saben nuestros lectores antenoche ingresó a esta Capital el poeta Rubén Darío. En el momento en que bajaba del carro-salón, se adelantó el teniente coronel don Eliseo Martínez, edecán del Sr. Presiente Constitucional de la República —Manuel Estrada Cabrera— y en nombre de este le dio un saludo de bienvenida, invitándole a ocupar un landó, que lo condujo al Hotel Imperial”, señaló el Diario de Centroamérica del 22 de abril de 1915.
En el hotel un joven Miguel Ángel Asturias quería saludar al excelso poeta, junto a otros escritores como Carlos Wyld Ospina, Flavio Herrera, José y Carlos Rodríguez Cerna y Rafael Arévalo Martínez.
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Aunque tenía el beneplácito de Estrada Cabera la amistad no duró mucho. El libro Rafael Arévalo Martínez (de 1884 a 1926), de Teresa Arévalo, cuenta que “al no querer adular Rubén al dictador Estrada Cabrera en la medida que este lo deseaba, perdió el favor presidencial”.
En noviembre de 1915 se embarcó hacia Nicaragua, donde llegó el 24 de ese mes. Falleció el 6 de febrero de 1916.