“Los gobernantes, principalmente durante el período clásico maya (250-900 d.C), tenían atributos de sus dioses, por lo que eran los intermediarios entre sus deidades y el pueblo”, explica el arqueólogo y director del Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Daniel Aquino.
Las deidades eran polivalentes —con aspectos positivos y negativos—; multifacéticos —varias advocaciones y se representan de diversas maneras—; y tenían el don de la omnipresencia —ocupan todos los rumbos y niveles del cosmos—. “Eso les hacía tomar decisiones importantes de las comunidades y las poblaciones que eran regidas por determinado gobernante”, añade Aquino.
Códices, estelas y mascarones albergan los nombres y las atribuciones de los dioses; aún se siguen investigando sus roles sociales. “En el período preclásico su presencia se evidencia en los mascarones de las ciudades. En el clásico y posclásico los gobernantes eran sus representantes”, dice Aquino.
El alemán Paul Schellhas, a principios del siglo XX identificó las primeras imágenes de los códices mayas, muchas relacionadas con las deidades. A estas les asignó una letra del alfabeto para nombrarlas, desde la A a la Q.
En la cosmovisión maya, el sol y el fuego fueron de suma trascendencia dentro de la religión. En sus escritos se menciona el Primer Lugar, sitio en el que los dioses custodiaban al fuego, que luego se trajo a estas tierras. “Además, el dios del sol estuvo presente en toda la región”, indica Aquino.
Algunas deidades
Se cree que eran más de 20 dioses que regían el mundo maya.
Ix U: Se le relaciona con la Luna y forma parte de la mitología maya.
Ixtab: En el código de Dresde aparece colgada del cielo. Tiene los ojos cerrados y un círculo cerrado en las mejillas. Se le asocia con la muerte.
Gukumatz: Es la serpiente emplumada, conocida en otras culturas como Kukulkán. En el Popol Wuj se le considera como uno de los creadores.
Naab: Representa a las serpientes, seres muy importantes en la cosmovisión mesoamericana.
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